Antes de comenzar el partido muchos hinchas visitantes ya se manifestaban agresivos, habían roto parte del alambrado y muchos subieron a lo más alto del mismo.
Cuando terminó la primera mitad y ya con el gol de Colón, los hinchas se pusieron más violentos, siguieron rompiendo los alambrados y amenazaban con entrar al propio estadio, el operativo policial montó varios hombres para impedir que los más violentos ganaran esa zona, y así comenzó la segunda mitad, con el visto bueno del jefe del operativo policial y la aprobación del árbitro.
Pasó lo que todos los que miraban el partido por tv temieron, vino el segundo gol de Colón y la hinchada visitante se exacerbó, los incidentes se multiplicaron, hubo represión policial y el partido estuvo a punto de suspenderse, pero nuevamente el jefe del operativo policial y el árbitro decidieron continuar el partido y así poder terminar.
Los violentos de siempre se tuvieron que ir sin conseguir su cometido, suspender el partido, las imágenes de tv muestran claramente quienes son ese grupo de 100 o 200 personas que provocaron los desmanes.