Por Ignacio Andreychuk
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Hay que ganar. Todo lo que queda hay que ganar. Ahora sí se le puede exigir algo más a este equipo de Colón. Ya superó su barrera de los 50 puntos establecidos a principios de la temporada 2008/09 y el conjunto que dirige Antonio Mohamed está matemáticamente apto para realizar la mejor campaña en la máxima división del fútbol argentino desde que el club retornó el círculo privilegiado, en 1995.
Estos tres capítulos que restan en el Clausura 2009 serán determinantes por varias cuestiones. Primero, porque Colón se encuentra a seis unidades del líder Lanús y las posibilidades de pelear el título, aunque escasas, siguen latentes; segundo, porque estadísticamente el “sabalé” se ubicó (y lo seguirá haciendo) en los primeros planos del top 20 del fútbol de nuestro país; y tercero, porque de a poco se genera un margen propicio de puntos para consolidar el proyecto político deportivo de la entidad, que incluye la formación del equipo profesional con base asentada en las divisiones menores.
Aciertos
Sin dudas que hoy los números sonríen. Pero todo forma parte de una serie de decisiones dirigenciales, técnicas y fundamentalmente deportivas que gestaron esta realidad.
Antonio Mohamed fue el primer timonazo de la actual directiva que conduce el presidente Germán Lerche. Cuando el plantel sabalero no tenía alma, perdía y se apichonaba cada vez que le levantaban la mano, apareció una decisión que no sólo cambió el rumbo del equipo sino que hoy parece haber modificado la identidad del club.
El “Turco” es un eslabón invaluable de este proyecto deportivo llamado denominado “la revolución del fútbol amateur”. Mohamed sabe ejecutarlo a la perfección, con conocimiento pleno de la gente que tiene a su alrededor y de los futuros “hombres” del fútbol, pero que aún tienen acné en su rostro. Él entiende de qué se trata la pertenencia y de a poco se lo inyectó a sus jugadores. También el propio entrenador estuvo a punto de irse, aunque el mismo plantel que hoy conduce se lo impidió.
Sin embargo, y a pesar de todos, el mayor acierto es haber “resucitado” a Esteban Fuertes. Sin el “depredador” del área, nada hubiera sido posible esta lucha diaria contra el promedio y contra la máquina devoradora que es el fútbol siglo XXI.
Desaciertos
Las malas decisiones también dijeron presente en este tiempo. Forman parte de la naturaleza del deporte y de la convivencia diaria en un trabajo de equipo. Con Mohamed como técnico han venido jugadores que no tuvieron consideración.
Robert Franco, Lucas Valdemarín, Rodrigo Díaz, Diego Crosa y Juan José Morales son sólo algunos nombres de los jugadores que pasaron por Santa Fe sin dejar al menos una huella chiquita de sus virtudes dentro de la cancha. Quizás por su falta de adaptación al club y la ciudad o tal vez porque el entrenador no logró inculcarles lo que sí pudo con el resto.
Pero el final de una temporada completa se acerca y el técnico es el mismo, los dirigentes son los mismos y Colón es otro.




