Por Enrique Cruz (h)
“Dos veces tocó la campanilla de la máquina impresora de El Litoral en esos tiempos. Una fue cuando murió John Kennedy y la otra fue cuando Colón le ganó al Santos. ‘Toca la bocina de El Litoral, algo importante ha pasado’, comentaba la gente. Y era que se había producido la noticia más importante, diría que a nivel mundial”. Así contaba el recordado “Chilín” Eusebio, en vida, cuando se refería a aquél 10 de mayo de 1964 inolvidable. El héroe de esa jornada, Demetrio “Ploto” Gómez, fue el responsable de haber generado ese mito que permanecerá indestructible en la historia de Colón y de su estadio, pues dio origen al mote de Cementerio de los Elefantes.
Ayer, a la edad de 78 años, la vida de “Ploto” Gómez llegó a su final, dejando como legado ese gol de cabeza en el arco de la Jota Jota Paso, luego de un centro de “Motoneta” López y a pocos minutos del final, que permitió la victoria ante el Santos de Pelé, el mejor equipo del mundo y, posiblemente, de todos los tiempos.
“Lo que nos pasaba a la mayoría de los muchachos, luego del partido, es que estábamos adentro del vestuario y no podíamos creer lo que habíamos hecho. Faltaban dos minutos para el final, cuando marqué el gol. Y en el vestuario escuchábamos el delirio de la gente y me preguntaba: ¿cómo puede ser esto?, ¿será cierto?... Ser ídolo de la gente de Colón es lo más grande que hay, es impagable...”, contó más de una vez “Ploto”, al referirse a aquel triunfo que luego se transformó en leyenda.
Demetrio Gómez fue un laburante de toda la vida. Trabajó y se jubiló de empleado municipal, nació y se crió en el barrio Centenario y como casi todos los chicos de aquella época, se hizo hincha de Colón “desde que estaba en la panza de su madre”. Ese gol ante el Santos le dio una popularidad que ni él mismo se imaginaba, pero “Ploto” nunca se la creyó. Al contrario, la disfrutó como un sabalero más, sabiendo que ese gol fue su inestimable y valioso aporte para la historia de su querido club.
“Mi nombre es Demetrio, me llamo igual que mi papá. Cuando salgo a caminar la peatonal solo, demoro diez o quince minutos. Cuando lo hago con él, son tres horas porque lo para todo el mundo. Al lugar que entro, todos me preguntan si soy el hijo del Ploto. Es un orgullo para mí”, dijo Demetrio (hijo) alguna vez.
Se fue “Ploto” Gómez, pero quedarán grabados para siempre su gol y su leyenda. Su cabezazo le dio a Colón la victoria más trascendente de su historia. Las rotativas del mundo anunciaron a los cuatro vientos aquel 10 de mayo de 1964: Colón le ganó al Santos con un gol de “Ploto” Gómez. El ya no está, pero nadie en Colón lo podrá olvidar jamás.





