Por Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Mar del Plata)
El plantel llegó a Punta Mogotes, habló brevemente Mario Sciacqua y esas palabras sirvieron de presentación para Leandro Gracián. De inmediato se escuchó el grito del profesor Virgilio para que los jugadores iniciaran un entrenamiento que consistió en largos trotes por la arena, buscando esa fortificación muscular típica en estos tiempos de pretemporada. Gracián se movió con total normalidad, charló mucho con Maximiliano Pellegrino (fueron compañeros en Vélez) y también con Lima. Después se sumó al grupo en el refrigerio de frutas a media mañana y, antes de irse a trabajar un rato al gimnasio del Balneario Doce, tuvo el primer encuentro con la prensa, puntualmente con el enviado de El Litoral y en pleno complejo playero marplatense.
Si uno busca alguien que hable bien de Gracián, seguramente tiene que hacerlo con Miguel Angel Russo. Lo potenció en Vélez, fue figura y salió campeón, y después, cuando el ex técnico sabalero en la década del 90 se fue a dirigir a Boca, lo trajo de Monterrey. Aquella decisión de Gracián provocó enojo en la afición mexicana, a pesar de que había rendido. Y en Boca volvió a salir campeón (dos veces) y jugó en la final de la Intercontinental que se perdió contra el Milan. Pasó por Independiente (lo dirigió el Turco Mohamed y ganó la Sudamericana) y luego volvió a Boca para ser campeón otra vez (tiene cinco títulos logrados). Ahora, con 29 años, llega el momento de jugar en Colón. Y viene a cumplir con la función de enganche, algo que en este plantel estaba prácticamente eliminada por la decisión de Mario Sciacqua de jugar con un 4-4-2. De todos modos, hubo algo que motivó a buscar a Leandro Gracián, más allá de sus indiscutidas condiciones como jugador, y es que Colón tuvo un déficit en el manejo de la pelota que, con su llegada, se puede disimular.
—¿Cómo surgió esto de Colón, lo esperabas?
—La verdad que no. Empezó a tomar color cuando recibí un llamado de Batistuta, charló con mi representante y ahí comenzamos las charlas. A medida que pasaron los días me fui entusiasmando mucho y acá estoy.
—Alguien me dijo que ojalá puedas recuperar el nivel de Monterrey...
—Sí, claro. En Vélez anduve bien, pero mi primera etapa en Boca no fue mala. Ojalá pueda volver a rendir como en esos tiempos, estoy más maduro y eso me ayudará.
—¿Qué pasó en la segunda parte en Boca?
—Cuando Román volvió se me hizo prácticamente imposible jugar. Si bien tuve chances, de todos modos no fue lo mismo. El enganche titular es él y resulta difícil ante semejante jugador. En Independiente jugué muchos partidos, fui campeón de la Sudamericana y rescato cosas muy positivas.
—¿Qué te motivó para elegir Colón?
—Lo bien que me hablaron, tanto Batistuta como los dirigentes, como así también las expectativas para el futuro. A mí me vendrá bien este cambio de aire, lo estaba necesitando y estoy dispuesto a dar mi granito de arena a este club. El presidente me habló mucho de Colón, me explicó qué se está haciendo y cuáles son los proyectos. Eso me encantó y más cuando me habló Batistuta. Este es un desafío enorme para mí. Cuando ví que tenía un predio con canchas propias, un hotel, la cancha que es hermosa y la imagen seria que transmite, me incentivé a decir que sí de inmediato. Sé que en Colón me tengo que dedicar a jugar y nada más. Y jugar de local, con la cancha llena, es algo que estoy esperando con mucha ansiedad. Colón tiene una hinchada muy seguidora y nos tienen que ayudar a pelear arriba.
—¿Qué impresión te dejó Batistuta en la charla que mantuviste con él?
—Muy buena. Imaginate lo que significa estar enfrente de un tipo que ganó tanto y que representa lo mejor del fútbol argentino. Esto fue hace dos semanas.
—¿Siempre enganche, Leandro?
—Sí, siempre jugué en esa posición, he variado un poco en inferiores, donde jugué en todas las posiciones del mediocampo, pero desde que llegué a Primera lo hice como enganche o mediapunta.
—¿Cómo estás en lo físico?
—Bien, estuve entrenando con un profe pero sólo me perdí cinco días de entrenamiento. Además, falta mucho para que empiece el torneo, así que hay tiempo de sobra para ponerse mejor. Pero lo más importante para mí es entrar en ritmo con la pelota.
—¿Con quién coincidiste en el plantel?
—Con Maxi Pellegrino, pero no con Lima porque él llegó cuando yo me fui. De todos modos, conozco a casi todos los muchachos de haberlos enfrentado. Colón tiene un plantel muy jerarquizado.
—¿Te imaginás siendo el enganche con Chevantón y Fuertes arriba?
—Sería muy bueno, pero cuando me decidí a venir a Colón estuve analizando el plantel y me encontré con jugadores destacados. Somos varios los que tenemos experiencia y es lo que tendremos que hacer valer en un fútbol argentino en el que cada vez hay más jóvenes y existe una sobrecarga de responsabilidad. Fijate que el plantel nuestro tiene jugadores jóvenes pero la mayoría somos de mucha experiencia y es lo que tenemos que hacer valer.






