Más allá de que lo venían espiando desde antes, cuentan las buenas lenguas -las que son bien informadas en esto del fútbol- que para el actual cuerpo técnico de Colón ese juego del 5 de abril de este año en Cúcuta fue determinante. Es que quienes hoy componen el comando técnico sabalero -Leo Astrada, Hernán Díaz, Ernesto Corti, Javier Sodero- tienen un evidente lazo “millonario” y esa noche sufrieron a manos del Caracas FC una inédita eliminación en primera fase de la Copa Libertadores de América, algo que no ocurría desde el 93. Del 3-1 que echó a los de Passarella del certamen continental, quedó el rebote de ese volante muy claro para manejar la pelota al que todos apodaban “Maestrico”.
Pero no sólo Astrada puso los ojos en César Eduardo González, de quien se trata en esta historia. También lo hizo el conocido Vanderleix Luxemburgo, entrenador del popular Santos de Brasil, que lo quería fichar nada más y nada menos que como reemplazante de Ze Roberto.
En consecuencia, en medio de la Copa América 2007 que se jugaba justamente en su país, arrancó el “tironeo” entre Colón y el Santos, casi como reeditando aquella jornada histórica del 10 de mayo. Hasta que final y rápidamente, Germán Lerche se puso de acuerdo con el poderoso millonario venezolano llamado Guillermo Valentinier, mandamás del Caracas FC.
Por lo que trascendió, la cifra que desembolsó Colón en su inversión a futuro por el “Maestrico” González ronda los 300.000 dólares por el 80 por ciento de sus derechos económicos. La explicación de por qué el Caracas retuvo el 20 por ciento restante es más que clara: apuestan a que el caribeño nacido en Maturín pueda “explotar” en el fútbol argentino y, así, soñar con una transferencia a otras latitudes más poderosas desde el punto de vista económico.
De Venezuela a Cariló
Ni bien la “Vinotinto” -así apodan a la selección de Venezuela- quedó eliminada de la Copa América de Fútbol en sus propias tierras, César Eduardo González debió armar las valijas para irse directamente hasta el Hotel Talara en Cariló, donde lo estaban esperando sus nuevos compañeros y el cuerpo técnico, que lo pidió para que se ponga la camiseta de Colón.
-¿Cómo se dio todo, César?
-Rápido... muy rápido. Si bien se venían comentando cosas, yo estaba con la cabeza puesta en la Copa América y mi selección. Pero, una vez que quedamos afuera, me di cuenta de que estaba todo acordado con Colón.
-¿Qué implica para vos esta llegada al fútbol argentino para jugar en Colón?
-Es el paso más importante en mi carrera de futbolista profesional. Porque el fútbol argentino es todo. Es más... estar acá todavía me parece un sueño. Yo ya había salido de mi país, para jugar en Colombia, en el Atlético Huila y en el Deportivo Cali. Pero esto es otra cosa; es distinto, superador en todo sentido. Es lindo, aunque, a la vez, implica mucha responsabilidad por lo que significa Colón como institución.
-¿Alguien te comentó que el comando técnico de Colón te venía siguiendo el rastro...
-Sí, algo escuché. Es muy lindo venir a un club donde el profesor (N. de R.: así llaman los venezolanos y colombianos a los entrenadores) te pide y confía en las condiciones de uno. Si bien cambiar de institución siempre implica un desafío, el hecho de ir a un club por pedido de entrenador, implica mucho más responsabilidad para uno como futbolista.
El “Turbo” lo recomendó
Desde que el plantel volvió de Cariló, el “Maestrico” González se está acomodando en Santa Fe, donde ayer los sabaleros volvieron a los entrenamientos y hoy ensayaron fútbol contra Rafaela. Inseparable compañero del “Totono” Freddy Grisales, el caribeño desafió esta impensada repetición de la ola polar en la Argentina y busca su lugar en el mundo con la camiseta de Colón.
-¿Qué sabías del fútbol argentino, de Colón y de la ciudad?
-La verdad que tuve la suerte de estar concentrado en la Copa América junto al “Turbo” Héctor González, que pasó por Colón. Entonces, cuando surgió en firme la posibilidad del pase, charlamos de todo: el club, la afición, la ciudad, el estadio y esas cosas.
-¿Y qué te dijo el “Turbo” González?
-Que me fuera a Colón con los ojos cerrados. Porque la ciudad es espectacular, con un calorcito lindo en verano, como los nuestros, medio parecido a Maracaibo cuando el sol pega fuerte. Me dijo que la cancha es hermosa, una de las mejores del interior. Y, por si algo faltaba, agregó que Colón tiene una hinchada numerosa y seguidora, además de una dirigencia que paga al día. ¿Qué más puede pedir un futbolista?
-Hablemos de lo táctico y posicional. ¿Cuál es el puesto en la cancha que mejor te queda cómodo?
-Soy un volante ofensivo, que puede jugar por los costados y también de enganche. No tengo problemas con la ubicación, dentro de los lugares en los cuales puedo jugar.
-¿Cómo imaginás el día a día del fútbol argentino?
-Durísimo, porque acá, además de correr todos, veo que todos saben con la pelota, cosa que no pasa en todos lados. Sólo acá y en Brasil.
-¿Por qué el apodo de “Maestrico”?
-Fue un cumplido de alguien que nunca me gustó. Lo que pasa es que los relatores nunca te preguntan antes de ponerte algo. Te bautizan y listo. Lo de “Maestrico” me lo puso un periodista venezolano que ahora está trabajando exitosamente en España. Antes de eso, yo era César González; ahora, todo el mundo en Venezuela me llama “Maestrico”. Y, por lo que escucho desde que llegué a Colón, acá, también.
-¿Qué objetivo o sueño te planteás con la camiseta de Colón en el fútbol argentino?
-Como primer paso, demostrar que puedo jugar en un nivel aceptable como venezolano en el fútbol argentino, uno de los mejores del mundo. Y después, cumplirle al profesor Astrada en todo lo que me pida y no defraudar a los dirigentes de Colón que me contrataron, porque ellos tienen mucha expectativa puesta en mí. Sé que puedo dar cosas y adquirir otras...
-Entonces, sos un “Maestrico” que viene a aprender antes que a enseñar en Colón...
-Puede ser... puede ser... (Risas).
-Suerte, venezolano
-Gracias. ¿Te puedo pedir un favor?
-Claro, en lo que pueda...
-No me llames “Maestrico”






