Enrique Cruz (h) - (Enviado Especial a Buenos Aires)
—¿Qué sensación tenés, Bichi?
—¡Qué querés que te diga...! Llego al gol 100 afuera y en un partido que perdemos... La verdad, hubiese preferido no meter el gol pero que el equipo ganara. Siempre privilegié a Colón por encima de mis goles. Y esta noche no fue la excepción.
—¿Se jugó mal?
—En el primer tiempo, sí.
—¿Y después?
—Después, mejoramos, tuvimos más la pelota y llegamos varias veces con posibilidades.
—¿Por qué estaban tan enojados los hinchas de Colón cuando fuiste a hablarlos?
—Por el penal, que no fue... Y porque se metió un tipo a la cancha, creo que es el canchero de Tigre y algo dijo...
—Se pierde una buena oportunidad...
—Pero nada es definitivo.
—Si ganaban esta noche, estaban adentro de la Sudamericana y ahora están a seis puntos.
—Sí, es verdad, pero, ¿quién iba a pensar que Gimnasia le iba a ganar a Vélez? Puede pasar cualquier cosa, no está dicha la última palabra. Y la vamos a pelear hasta el final, de eso no caben dudas.
—¿Te ponés la “20” el miércoles?
—No sé, todavía no lo sé... Para mí va a ser un sueño entrar a la cancha de Colón con la camiseta de Argentina. Todo lo demás, vendrá de regalo.
Esteban Fuertes no se fue contento de la cancha más allá de que fue el día que había soñado siempre, el de su gol número 100. Inclusive, no fue el festejo que él se imaginaba, porque cada vez que el Bichi metió un gol, Colón ganó. Hizo varios dobletes en este torneo y el equipo se acostumbró a festejar victorias con sus goles. Pero ayer clavó un remate tremendo, en la última jugada del partido, y su festejo fue opaco como lo fue la actuación del equipo.
En Buenos Aires seguirán esta semana con la polémica. Una discusión que aquí, en Santa Fe, se terminó con su opinión y con la resolución de la comisión directiva, que no fue otra que la de avalar el pensamiento del jugador, quien se adjudica aquél gol convertido en el Centenario, en el arco de J J Paso, cuando Cufré desvió su remate.
No existe un registro oficial de goles, sino opiniones que permiten determinar a quién corresponde su autoría. En el caso de Fuertes, tanto Angel Sánchez (árbitro de ese partido), como Cufré (el defensor en cuestión), le dieron veladamente la razón al Bichi. Y en esto se basa el jugador —y la dirigencia— para que el festejo íntimo de Colón se haya producido en la víspera.
Lamentablemente, los chicos que tienen la bandera y van tachando los goles que se convierten, ya la habían descolgado. Es que luego del penal que Pompei le cobró a Pozo en perjuicio de Luna, varios hinchas de Colón se treparon al alambrado y el partido estuvo parado unos cinco minutos. Como la policía llegó al lugar, muchos hinchas empezaron a descolgar las banderas y se empezaron a ir de la cancha. Los chicos —que estuvieron en la cancha acompañados por sus padres— se quedaron, pero guardaron la bandera. Cuando el Bichi marcó el gol, se apresuraron en pretender volver a colgarla (sin éxito) y en tachar el gol número 100. Fue desprolijo, pero ellos hicieron lo que debían hacer: estar en la cancha el día que se produjo el histórico hecho. “Mi papá es de Boca, pero lo convencimos para que nos traiga”, dijo Magalí, la autora intelectual de la bandera, cuyo destino está perfectamente determinado: se la regalarán al Bichi Fuertes.




