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¿A cuántos hinchas de Colón se les debe haber aparecido el "Fantasma Basile", cuando Leo Astrada no paraba de ganar en Santa Fe con un equipo al que tomó hundido y encadenado al promedio en el fondo del mar, mientras Passarella hacía agua por todos lados en River Plate? Para colmo, en el medio, apenas un acuerdo de palabra, en un mundo como el del fútbol profesional, que cada vez presenta más intereses económicos y menos códigos. Entonces, cuando los rumores iban para todos lados, hubo una fenomenal respuesta del presidente Germán Lerche en medio del cascoteo, apelando a una salida obvia y natural, que formaba parte de los usos y costumbres con los cuales vivían nuestros abuelos y nuestros padres, pero que, lamentablemente -al paso que vamos-, no parecen prolongarse en las generaciones futuras: ¿hay algo que tenga más valor que la palabra...? "Cuando uno puede mirarse a los ojos y sostener con hechos lo que dice, nada vale más que la palabra", repetía hasta el cansancio el presidente sabalero.
Incluso, cuando más se lo castigaba por la falta de la firma del vínculo formal con el cuerpo técnico que encabeza Astrada, el mismo Lerche, junto al profe Macaya, hizo un viaje "relámpago" hasta Cariló, con la idea de "señar" las comodidades del Hotel Talara, así como los lugares de entrenamiento y las canchas en Pinamar.>
El DT más callado
No recuerdo en los últimos tiempos un entrenador tan silencioso como Leo Astrada en el movimiento previo de la ronda de pases en Colón. No cometería el error de compararlo con el "Coco" Basile, por ejemplo, que cuando se levantaba le decía a Darrás dos cosas: 1) "Buen día"; 2) "Quiero que me traigan a...". Pero todos los otros -por ejemplo, Bauza, Falcioni, Maturana- terminaron adquiriendo el protagonismo habitual que caprichosamente asumen los entrenadores cuando hay receso en el fútbol argentino. Es por eso que acá nadie se banca la figura del mánager o director deportivo. En Europa, los entrenadores piden el perfil técnico del jugador que necesitan. Ejemplo: "nueve de área, con gol, que preferentemente sea una referencia entre los centrales rivales". Pero, después, el que define cuál es el nombre, qué edad debe tener para hacer la inversión y qué dinero desembolsar es el mánager.
Pero volvamos a la desprolija realidad criolla y no a la perfección organizativa europea de los clubes de fútbol. Hasta acá, los dirigentes de Colón incorporaron a Ariel Garcé -puede jugar de lateral o zaguero-, para reforzar un sector donde ya no está el ecuatoriano Guagua, Píccoli pelea una batalla con sus sistemáticas lesiones y el pibe Merlo supo ganar espacio por encima del "Mudo" Reynoso. En esa misma línea, como no hubo nada concreto por Tombolini, el arquero sigue. Y se hizo el esfuerzo para comprar la mitad del pase de Juan Fernández, socio en el puesto de lateral izquierdo con un "Pirulo" Rivarola que no quiere irse de Colón.>
En el mediocampo llegó el "Rulo" Sebastián Romero para ocupar el vacío que dejó Diego Armando Barrado. Pero allí, en esa zona de volantes, la incorporación de Romero o la continuidad del colombiano Freddy Grisales fueron importantes. Aunque también fue importante la decisión de no vender a Juan Carlos Falcón ni a Emanuel Centurión, porque por los dos ex jugadores de Vélez que llegaron a Colón de la mano de Falcioni hubo ofertas seductoras para "hacerlos dinero". En el mismo sector, Colón aseguró la continuidad de Iriarte y lo mandó a Malandra a hacer experiencia en San Juan, junto con Alloco, el primer Merlo y el punterito Bravo. Se fue Esmerado, es cierto; pero volvió Capurro. Y se sumó esta apuesta que es el venezolano César "Maestrico" González, una mezcla de volante ofensivo y mediapunta que jugó la última Copa América, pasó por dos clubes colombianos y dicen que el "Jefe" Astrada viene siguiendo, desde algún dolor de cabeza que el Caracas le dio a su querido River en los torneos continentales. Para los dirigentes, más allá de darle el gusto el entrenador, implica una apuesta a al futuro.>
Finalmente, está lo del santiagueño Sebastián Arrieta. El recorrido futbolístico en cuanto a la recomendación de su contratación es, para los dirigentes, impecable desde todo punto de vista: el cordobés "Carucha" Corti -ayudante de campo de Leo Astrada- es quien conoce al "Lorito" de su paso por Instituto. Sabe de qué puede jugar y qué puede dar. Quien conoce algo de adentro puede saber más que el resto -dirigentes, socios, simpatizantes, periodistas-, con la única referencia de haberlo visto un puñado de partidos con la camiseta de Newell's Old Boys de Rosario.>
Desde Córdoba trascendió la información de que Colón desembolsará 1.000.000 de dólares por Arrieta, un punta por afuera. Y lo primero que muchos se preguntan es: ¿por qué Colón gasta eso en Arrieta y no puso un poquito más por retener a "Pepe" Sand? En términos económicos, la respuesta que consiguió El Litoral fue que "Arrieta es un palo con los impuestos adentro y Sand era uno y medio en dólares, con el agregado de todos los rubros". Pero, futbolísticamente, es casi seguro que lo que Leo Astrada les pidió a los dirigentes de Colón debe haber estado más que claro con uno y con otro caso. Si Arrieta es "caro" por ese dinero, se verá en Colón, y si Sand vale lo que pedía River, se verá en Lanús. Porque en este contexto de saber qué es caro y qué es barato en el fútbol profesional, bien uno podría preguntarse, por ejemplo: ¿cuánto vale hoy el mismo César Andrés Carignano que Vignatti le vendió al Basel de Suiza en 4 millones de euro y fue dejado libre por los mexicanos? Y así, si buceamos, deben sobrar los ejemplos.>
La prepotencia del trabajo
Los dirigentes se movieron rápido con algunas prioridades: hacer lo que había que hacer para "calmar a las fieras". En ese sentido, aseguraron la continuidad de Freddy Grisales y Juan Fernández, así como de Iriarte y Enría. Además, Garcé y Romero arrancaron en Cariló desde el vamos. La idea del título de esta nota no pasa por quitarles valor a los nombres de los "nuevos", sino por dimensionar lo que implica la tranquilidad de retener a un entrenador como Leo Astrada, que sumó 15 puntos sobre 18 jugados y lo sacó al equipo del infierno tan temido. Ya lo reflejó Lerche en la última entrevista exclusiva que concedió a este diario: "Nos íbamos a la "B' y acertamos con Astrada".
A este cuerpo técnico se lo vio mucho más preocupado en realizar estudios individuales en dos clínicas de Capital Federal a los jugadores antes de ir a Cariló que en tal o cual nombre como refuerzo. A este cuerpo técnico le quitaba el sueño asegurar las comodidades en el Hotel Talara y montar un gimnasio paralelo con el profe Gabriel Macaya, mucho más que saber si venía Arzuaga, "Chamagol" ó Rodallega. Se habló de una erogación importante a nivel institucional para que, como se dice habitualmente, "no faltara nada en la pretemporada".>
Particularmente, pienso que a Colón le falta sumar un jugador distinto en ofensiva. Claro que, como siempre pasa en el fútbol, todo es discutible. Porque, para muchos, los 30 goles de Ismael Blanco en la "B" meten más presión que los 12 de Rubén Ramírez en Primera. Materia opinable, siempre que hablemos de fútbol. Porque después aparece lo otro, que tiene que ver con el famoso "feeling" de un jugador con la gente. Un técnico siempre analiza lo primero, nunca lo segundo. Por eso Astrada buscó a Garcé y pidió a Fuertes. Porque sabe lo que le pueden dar, más allá de los comentarios, los gustos, las simpatías de unos y las resistencias de otros.>
La tranquilidad que nace de la prepotencia de trabajo de Astrada y su cuerpo técnico llevan a Colón a no desesperarse. Porque da la impresión de que el "Jefe" y Lerche saben que falta un "9" arriba. Pero nadie se enloquece. El plan de contingencia parece claro: si no aparece alguien con jerarquía goleadora para el área de enfrente, el "Zungui" Blanco no se vende. Astrada está tranquilo. Y los dirigentes están más tranquilos todavía: aunque no lo digan, saben que el refuerzo más importante de Colón se llama Leo Astrada.>