Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Mar del Plata)
Unión ya está casi en los niveles de cantidad de goles en contra de aquellos equipos que en los últimos tiempos consiguieron el objetivo de ascender; y eso que aún faltan cuatro fechas para que termine la primera rueda. El dato no es caprichoso. Es el fiel reflejo de una realidad que a Unión lo trastorna en estos tiempos en los cuáles no hay definiciones que inclinen para un lado o el otro la balanza del protagonismo, pero que pueden marcar tendencias. En la generalidad de los casos, los equipos exitosos son los que tienen la menor cantidad de goles en contra o están ahí, bien cerquita de los menos goleados. Unión posee la tercera valla más vencida. Algo no funciona.
Unión pareció encontrar, en ese partido con Instituto de hace un mes, el nivel de equilibrio, mezcla de solidez para defender, buena actitud, generosidad en el despliegue y vocación ofensiva. Había llegado al tercer lugar sin contar con un “9” goleador, también un arma clave de casi todos los equipos que se precian de ser protagonistas. Pero no le faltaba gol y esa anemia goleadora de Salinas —que había sido importante, con anterioridad, para ganar un par de partidos— no se notaba demasiado.
Sava había encontrado un buen funcionamiento con la salida prolija desde el fondo a través de los defensores, con una adecuada circulación en el mediocampo, donde empezaron a crecer Bertocchi y Alemán, a quienes se acopló adecuadamente el oficio y experiencia de Zapata, más la endiablada velocidad y habilidad de Palacios, imparable para todas las defensas rivales que se desesperaban, en vano, para marcarlo.
Banfield ganaba, Defensa y Justicia también, pero ese Unión de Sava empezaba a dar muestras de saber qué es lo que quería en la cancha. No era tan compacto a la hora de defender, sufría bastante y su arquero tenía que “ensuciarse” bastante, pero todo quedaba disimulado a la hora de mirar sus intenciones y su propuesta agresiva.
¿Qué fue lo que pasó?. De a poco se empezaron a descascarar aquellos atributos. Los goles que antes salvaba Islas o que no se convertían, empezaron a entrar. Hubo jugadores que no terminaron jamás de afirmarse, como Gerlo, por ejemplo. Fue perdiendo gravitación Zapata y se lesionó; Mattos y Laso, de escaso aporte, tampoco estuvieron disponibles (por lesiones) y el recambio empezó a ser el de apostar a los jugadores del club, se cayó el nivel de los marcadores de punta, de Alemán, y los rivales se dieron cuenta por dónde y de qué forma había que atacarlo.
Vino Defensa y Justicia a Santa Fe con un planteo ofensivo y se “comió” tres en un tiempo, lapso en el que Unión definió el partido. Días después llegó Patronato y Osella planteó un partido totalmente distinto al que imaginó Cocca, atacándolo poco pero cuidándose mucho, y le empató. Parecía que la propuesta de los rivales se iba a encolumnar detrás de lo que habían hecho los entrerrianos (Sava lo avisó antes de que empiece el torneo), pero sin embargo apareció el cambiante Boca Unidos para jugarle un partido de ida y vuelta, sin aduanas en el mediocampo y otra vez a sufrir. Antes de eso, Brown de Adrogué también se le animó y lo puso al borde de la derrota. Pero en esos dos partidos apareció algo que faltó el miércoles en Mar del Plata: el gran amor propio, la personalidad y la capacidad inextinguible de dar batalla que muchas veces tuvo este equipo.
Hace poco escribí que la idea estaba clara pero que faltaba saber el cómo y las formas. ¿Se puede jugar sin marcar en el medio?, ¿se puede regalar tanto al rival?, ¿adónde está la inteligencia para crearse los propios espacios?. Unión es un equipo tan frontal y franco en su manera de atacar, suma a tanta gente, que al rival le basta con recuperar la pelota y salir rápidamente con un par de toques para generarle una jugada de gol. Aldosivi tuvo una fórmula muy básica para complicarlo: abrir la cancha con Pedrozo y Malcorra con el doble objetivo de impedir que Vella y Evangelista se proyecten, y complicarlos a sus espaldas. Casi todos los pelotazos que enviaron desde su propio sector defensivo, terminaron en una acción de peligro.
No sería inteligente, de parte de Sava, cambiar la estrategia. Un equipo que pretende salir campeón, subcampeón o tercero no puede relegar protagonismo. Debe mantenerse la idea ofensiva, eso está claro. Ocurre que hay correcciones que deben hacerse a tiempo para acomodarse. Sava tiene que encontrar ese equilibrio que tanto pregonan los técnicos. Por lo tanto, deberá trabajar mucho para que la defensa no brinde tantas ventajas. Y después, recuperar el rendimiento individual de algunos jugadores y encontrar variantes de juego y de ataque para que no se dependa exclusivamente de los desbordes incontables de Palacios.
Cuando Alemán y Bertocchi supieron enarbolar las banderas del juego y los goles, más la pausa que imponía Zapata en el medio, Unión se convirtió en un equipo que hacía de esa verticalidad un arma letal. Se fueron cayendo esas individualidades, a las que se debe recuperar con urgencia para que el equipo vuelva a tener ese patrón de juego que encontró en su mejor pasaje en este torneo.
Hubo “recibimiento” en Sauce Viejo
La noticia empezó a correr como rumor ayer al mediodía y se terminó de confirmar entre la tarde y el día de hoy. Cuando el plantel tatengue llevó ayer a la madrugada en el vuelo charter proveniente de Mar del Plata, fue esperado por un grupo de 20 o 25 hinchas que gritaron e insultaron a los jugadores.
“Pongan huevo”, “con la camiseta no se jode”, entre las cosas que se pueden mencionar y son reproducibles, fueron las insinuaciones de los simpatizantes hacia los futbolistas, quienes se bajaron del avión y subieron de inmediato a un micro que los llevó hasta la desconcentración.
Durante el día de hoy se corrió un rumor respecto de un supuesto deseo de Nicolás Correa de rescindir el contrato con el club (Unión es dueño del 100 por ciento de su pase), algo que fue desmentido esta mañana por la dirigencia rojiblanca ante la consulta de El Litoral.
A todo esto, los jugadores se entrenaban esta tarde en Casasol a puertas cerradas, es posible que se incrementen las medidas de seguridad en estos días. Unión juega ante Atlético Tucumán el martes a las 20.30 y luego visitará a Independiente Rivadavia en Mendoza. Para este partido, la dirigencia de Unión pidió jugar el lunes 25.






