Por Julieta Di Filippo (*)
La basura es un problema social, económico y ambiental. Social porque la sociedad es compleja y están involucrados todos los ciudadanos. Económicamente muchos gobiernos pueden afirmar que han encontrado la solución porque disponen los residuos en un relleno sanitario, con técnicas que evitan derrames y emisiones de gases. Es un enterramiento controlado.
En comparación, los basurales a cielo abierto distan mucho de la tecnología y el control. Simplemente se arrojan los residuos en una cava sin ningún control y muchas veces hay niños cirujeando porque ni siquiera son cercados. Ambientalmente, según algunos especialistas y políticos, el tema está solucionado, porque derivan todo a un relleno sanitario, pero es costoso. Sin embargo, el eficiente tratamiento de los residuos se realiza antes de que lleguen al relleno.
Esto implica ser consumidores responsables ya que cada acción que generamos impacta en el ambiente: desde llevar la bolsa al supermercado hasta separar en casa. Esto determina la cantidad de residuos que una persona genera. En esto, es muy importante la concientización de la gente para que participe, y sepa que no es en beneficio del intendente de turno: cuando hay contaminación, afecta a todos.
Pero debe darse la posibilidad de que esto suceda: se puede separar en casa, pero si el camión no pasa a recolectarla en forma diferenciada, la acción queda inclusa. Por eso, es muy importante que el Estado sea el que embandere la gestión integral de residuos sólidos urbanos y comience a delinear su política ambiental.
El hombre es el único ser sobre la tierra que genera residuos que la naturaleza no puede procesar. Comprometamos una actitud para cambiar hábitos de consumo.
(*) Coord. de la Fund.Hábitat y Desarrollo




