Florencia Arri
Catorce bomberos partieron el jueves a las 6 de la tarde de nuestra ciudad con rumbo a Rosario. Son bomberos zapadores de la Policía de la Provincia. Tienen entre 23 y 28 años. Habían visto en pantalla, en audio y en tinta el escenario donde debían trabajar. Pero esa noche, a las 10, la realidad cayó sobre sus hombros con el peso de la responsabilidad: las ruinas del edificio que explotó el martes en Salta 2141 se presentaron ante sus ojos como una montaña de escombros para desarmar.
Desde entonces, trabajan entre diez y doce horas por día. Duermen sólo cuatro o cinco. No se quieren quedar quietos. Para el comisario Daniel Almada, a cargo del grupo, lo más importante “es que quieren trabajar en forma constante. Llega un momento en que los tengo que obligar a descansar”. En sueños, la imagen es la misma que palpitan durante el día pero la realidad muestra otro final: de las personas halladas bajo las piedras, ninguna fue encontrada con vida. La nómina de desaparecidos alimenta la esperanza. La energía nace “en la ilusión de poder rescatar a alguien, vinimos a eso”. Del otro lado de la línea telefónica, la voz del comisario no es imperativa. Suena liviana, comprensiva: “Las ganas de encontrar algo, a alguien, siempre son más”.
Siete bomberos son de Santa Fe, tres de Vera y cuatro de Rafaela. Son once hombres y tres mujeres fuertes, entrenados para el rescate en situaciones de emergencia. A veces también se emocionan, por la solidaridad de la gente, por la pena, por tantas horas de buscar con ganas de encontrar. El cansancio no se siente. Daniel Almada contó que el cuerpo se vuelve más pesado en el silencio, cuando las voces susurran para detectar con sondas el movimiento que se esconde bajo las piedras.
Cuenta regresiva
El comisario Daniel Almada es el subjefe del cuartel Santa Fe de Bomberos Zapadores y quien partió a cargo del grupo de catorce bomberos rescatistas. En Rosario es uno más, todos están a cargo de Protección Civil provincial que coordina el Trabajo de unas 300 personas.
El grupo santafesino está organizado en dos equipos de siete que se relevan uno a otro. A veces conviven en la escena: ayer, a las 6.30, el comisario quiso relevar al grupo que trabajó toda la noche “y recién pude convencerlos de retirarse a descansar a las 11 del mediodía. A la tarde vuelven. Tienen muchísimas ganas de trabajar”. In situ, eso se traduce en remover escombros, apuntalar con alambres y soportes los edificios linderos para evitar nuevos derrumbes y buscar. “Lo más deseado es buscar”, agregó el comisario.
Los bomberos rosarinos les brindan lugar de descanso y la Policía Federal contención psicológica para poder sobrellevar el peso del tiempo y la responsabilidad. El Estado les da comida. La gente suma alimentos y emoción: “Nos ofrecen desde chocolates y té caliente hasta sandwiches. La solidaridad es impresionante, emocionante, algo imposible de contar”, expresó Daniel. Dice que la presión se siente. No la de los familiares, “porque no tenemos contacto con ellos”. La otra, la del tiempo que acota las posibilidades de hallar vida.
Tres días más
El equipo que lidera el comisario Almada es un grupo especializado en rescate que se formó hace un año y fue convocado para trabajar en el edificio rosarino hasta el sábado. Con charlas y a fuerza de esmero, fueron ellos quienes lograron multiplicar los días. “Ya arreglamos todo para quedarnos hasta lunes o martes -contó el comisario Almada-. Queremos quedarnos hasta el final. Ojalá haya gente que podamos rescatar, ojalá encontremos alguien con vida. Hasta que no saquen la última piedra queremos seguir buscando”.
Los días son “de mucha adrenalina, muchas ganas de ayudar”. Es la primera vez que participan de una situación de estas características y tal vez sea la única. Por eso “queremos estar ahí, aunque sea alcanzando un balde -insistió Daniel-. Todo es importante. Poder sumar nuestro granito de arena es impagable”. Los días son una sucesión de horas, un cuenta regresiva que asfixia la esperanza. Daniel es claro, dice que “pueden más las ganas, el sacrificio, el esfuerzo y la contención que brinda tanta solidaridad”.






