Nacido en Buenos Aires en 1890, Luis Perlotti fue más que un escultor. Podría ser considerado, a la luz de su trabajo, como un cronista visual de la identidad americana. Desde joven, Perlotti se inició en las particularidades de la talla de madera, pero su interés lo llevó a la Academia de Bellas Artes, donde junto a Pío Collivadino y Carlos Ripamonti, sentó las bases de lo que sería, más adelante, su admirada destreza técnica.
Escultor de renombre
La visita de Luis Perlotti a Santa Fe: un hito cultural en 1931
En julio de ese año, el artista llegó para participar en el VIII Salón Anual de Arte. Su presencia, junto a la del pintor Benito Quinquela Martín, sirvió para promover el intercambio creativo. ¿Quién era y qué huella dejó su paso por la ciudad?
Sin embargo, fue la influencia de Correa Morales la que marcó su camino definitivo en el campo de la escultura. Perlotti viajó por el interior del país para buscar datos e inspiración que luego pasaba a sus producciones. Profundizó en las formas precolombinas y tal conexión con las raíces ancestrales fue un hilo conductor en su carrera.
Su obra, que abarcaba una amplia gama de temas, desde el mundo precolombino hasta figuras patrióticas argentinas, se materializó en bronce, mármol, cerámica y madera. Buena parte de ella se resguarda en el Museo de Esculturas Luis Perlotti, ubicado en su antigua casa-taller en el barrio de Caballito de la ciudad de Buenos Aires.
Pero más allá de sus logros artísticos, Perlotti fue parte de la escena cultural porteña de su época. Martín Sassone, en un artículo publicado en El ojo del arte, recuerda que integró la ‘peña’ del famoso café porteño Tortoni. Entre sus amigos se encontraban Benito Quinquela Martín y Juan de Dios Filiberto, a quienes esculpió. “También conoció a la escritora Alfonsina Storni, cuya mítica escultura se encuentra frente al mar, en la playa La Perla de Mar del Plata”, señala Sassone.
Su interés por las tradiciones y la historia nativa americana lo llevó a ser reconocido como el “Escultor de América”. A través de sus viajes por el continente, Perlotti indagó en la esencia de las culturas originarias, por tanto, integró dominio técnico de la escultura y capacidad como narrador visual. Este talento también lo volcó en sus monumentos, que realizó en diferentes puntos del país, convocado por varios motivos.
Con Quinquela, en Santa Fe
A principios de la década de 1930, cuando tenía 41 años de edad, el escultor Luis Perlotti realizó una visita a Santa Fe con motivo de la inauguración del VIII Salón Anual de Arte. En la oportunidad, participó de diversas actividades sociales, pero lo más llamativo es que su arribo coincidió con el de otro de los grandes creadores artísticos de su tiempo: el “pintor de la Boca”, Benito Quinquela Martín. Juntos, el 8 de julio, se trasladaron hasta Entre Ríos para saludar a un amigo en común: el gobernador de esa provincia, Herminio Quirós.
En la edición del diario Santa Fe del 11 de julio de 1931 se conserva una reseña de uno de los eventos en los que participaron ambos referentes. Se trató de un “simposio” improvisado por el Dr. Rodolfo A. Borzone, “espíritu inquieto y entusiasta animador de las actividades artísticas”. El mismo, según el mencionado medio de comunicación, fue en honor de Quinquela Martín y de Perlotti, “huéspedes ilustres de Santa Fe que ya han conquistado el corazón de la ciudad”.
Durante el encuentro, el dueño de casa hizo entrega a Quinquela de “una espátula que perteneció al Inca Atahualpa y a Perlotti, de un bloque de granito procedente del Templo del Sol en el Cuzco, que el obsequiado destinará para esculpir por quincuagésima vez el busto de Sarmiento”, indica el diario. “Designio -sigue- acogido entusiastamente por varios ex alumnos de la escuela Sarmiento de ésta que iniciaron allí mismo una subscripción para adquirirlo e inaugurarlo frente a la escuela, en una plazoleta que se gestionará a la Municipalidad construya frente a dicha escuela, el 9 de Julio del año próximo”.
Otra referencia es la incluida en El Orden, el domingo 12 de julio de 1931. “El escultor Perlotti, cuyo nombre está difundido en todo el país, ha estado breves días en Santa Fe. Como un recuerdo de su visita y de la amistad trabada con nosotros durante élla, nos ha dejado esta fotografía, con una dedicatoria que nos halaga. Dice así: ‘Al diario El Orden, paladín de la cultura en el norte argentino’”.
Perlotti falleció en 1969 en un accidente automovilístico en Uruguay, pero su vasta producción puede ser admirada en museos y espacios públicos.
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