En su obra "Historia interesante", Laura Muntz Lyall logra algo inusual: una obra íntima, poderosa y vigente. El recuerdo de este trabajo a 165 años del nacimiento de la artista.
Fragmento de la obra de Muntz Lyall. Foto: Art Gallery of Ontario
Una ventana al fondo. Luz de invierno. Dos niñas sentadas cerca, casi fundidas en el calor de un mismo almohadón. Un libro abierto entre las manos. Un instante mínimo, cotidiano, casi imperceptible, que Laura Muntz Lyall, a través de la pintura, hizo eterno. La obra se llama “Historia interesante”.
Muntz, pionera del impresionismo canadiense, pintó esta escena cuando ya había depurado su estilo, que se observa en el gesto leve de la nena mayor, que sostiene el libro, la cabeza apoyada de la menor y el silencio que flota entre ellas.
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A primera vista, la escena es simple. Pero al detenerse, uno advierte la arquitectura del cuadro: el uso preciso de la luz, que se posa sobre los rostros. La gama cálida, en tonos manteca, que envuelve todo en un clima onírico.
Nada sobra, nada falta
Afirma Khadra Ahmed, especialista en arte, sobre la obra: "El dominio creciente del impresionismo de la artista se percibe en Historia interesante, una reelaboración de una pintura anterior titulada La hora de los niños (1894)".
Agrega: "reflejando el desarrollo técnico de Muntz dentro delimpresionismoy su transición hacia una artista profesional consolidada, la obra incorpora pinceladas más definidas, una simplicidad en los colores y vestuarios, y una representación más recatada de los hermanos".
Museo de Bellas Artes de Montreal
El resultado es una pintura que no mira desde afuera: acompaña desde adentro. Muntz retrata a las niñas como sujetos plenos, con su propio mundo interior. Lo que interesa, más que el relato del libro, es el lazo entre las dos lectoras.
Una mujer sola pintando mujeres
Nacida en Inglaterra pero criada en Canadá, Laura Muntz Lyall (1860–1930) fue una de las primeras artistas canadienses en tener una carrera internacional. Estudió durante siete años en la Académie Colarossi de París, uno de los pocos espacios que aceptaban mujeres.
Se mantuvo sola, vendiendo su obra y trabajando como docente. Fue reconocida en el Salón de París y elegida como jefa de taller, algo inédito para una extranjera. "Fue una gran pintora impresionista canadiense conocida por sus obras que representa niños y mujeres en diferentes actividades cotidianas de una familia", destaca Liliana Espinoza.
Colección privada
"Estudió en la Academia Calorossi de París durante 7 años entre 1891 y 1898 adquiriendo su estilo impresionista y también pintura de género. En 1898 regresa a su hogar en Montreal, Canadá", agrega. Pintaba mujeres, madres, hijas, lectoras, soñadoras, escenas domésticas sin idealizar.
Ternura sin concesiones
Lo más notable de su obra es que elude sentimentalismos, incluso cuando pinta a niños. No hay falsos candores ni gestos melosos, sino profundidad y sobriedad.
Art Gallery of Ontario
"A pesar de las limitaciones de su tiempo y enfocándose en momentos específicos, Muntz buscaba crear un estudio psicológico de la personalidad y transmitir la vida emocional interior de sus modelos en obras como A Daffodil, adquirida por la Galería Nacional de Canadá en 1910", señala Katerina Atanassova.
Y añade "Muntz evitaba la sentimentalidad y, en sus composiciones de madre e hijo, aspiraba a expresar el amor a través de una ternura contenida, que ella consideraba una manifestación de fortaleza moral". Eso mismo sucede en "Historia interesante": el amor se sugiere. Está en la cercanía de los cuerpos, en la pausa compartida.
Colección privada
Una referencia vigente
Laura Muntz murió en 1930, luego de una vida intensa. Se casó tarde, asumió la crianza de once hijastros, pintó hasta el final. Su obra quedó, por décadas, relegada a los márgenes de la historia del arte. Pero hoy, gracias al trabajo de nuevas generaciones de curadoras, empieza a ocupar el lugar que merece.
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