Burruchaga: el gol eterno a Alemania, Italia 90 y su mirada sobre el Mundial
En una reflexión íntima, Jorge Burruchaga habló sobre el Mundial 2026 y el nuevo formato de 48 equipos. Recordó el gol que definió la Copa del Mundo en México 1986, la semifinal ante Italia en 1990 y la falta de respeto que sintieron entonces. Además, explicó qué significa ponerse la camiseta argentina y “matarse” por el país.
El ex volante recordó la semifinal ante Italia 1990 y la falta de respeto que sintieron.
El fútbol vuelve a llamarlo, aunque ya no vista los botines. A las puertas del Mundial de 2026, Jorge Burruchaga mira hacia adelante sin dejar de volver, una y otra vez, a México 1986 e Italia 1990. Entre el gol que definió una Copa del Mundo y la expansión del torneo a 48 selecciones, el ex volante traza puentes entre generaciones.
Burruchaga ve el nuevo formato como una experiencia que puede ser “muy linda” para el fútbol global. Cree que la ampliación del cuadro hace “un poquito más fácil” la eliminatoria y abre la puerta para que más países se acerquen al viejo sueño de jugar un Mundial, ese “sueño del pibe” que en Argentina atraviesa canchitas y potreros.
Para el campeón del 86, que más selecciones se sumen también implica que más culturas podrán mostrar su realidad al mundo. No se trata solo de fútbol: es la chance de exhibir países, ciudades y formas de vivir. En paralelo, recuerda que el círculo de campeones sigue siendo pequeño, un club selecto al que no cualquiera accede.
El gol a Alemania y una vida marcada para siempre
Entre todos los recuerdos, Burruchaga señala sin dudar el momento que lo acompañará hasta la tumba: el gol a Alemania en la final de México 86. Aquella corrida eterna hacia el área, el remate cruzado y la Copa del Mundo asegurada siguen siendo, para él, el instante más feliz de su vida deportiva.
Esa jugada lo conectó para siempre con una generación de hinchas que aún revive la escena como si hubiese ocurrido ayer. El ex volante sabe que esa fortuna es única. Pocos futbolistas pueden decir que definieron un título del mundo; menos todavía, que lo hicieron con la camiseta celeste y blanca en un estadio Azteca repleto.
Jorge Burruchaga, autor del gol que definió la Copa del Mundo en México 1986.
Italia 90, el respeto perdido y la motivación extra
El otro recuerdo que marca su carrera está en Italia 1990. Burruchaga rescata la semifinal ganada al local, aunque haya sido por penales. Lo hace con una aclaración fuerte: sintieron poco respeto de parte de los italianos, pese a que Argentina llegaba como campeona del mundo.
Según el ex futbolista, los rivales habían enfrentado a equipos menores y los trataban con más cautela, incluso con cierto miedo. Con la Selección, en cambio, se veían ganadores de antemano. Esa sensación de subestimación funcionó como combustible. Se transformó en motivación extra y en ganas renovadas de ganarles en su propio Mundial.
Burruchaga valoró el Mundial 2026 de 48 equipos y el sueño del pibe de jugar una Copa.
La camiseta que une a un país entero
Cuando intenta explicar lo que significa ponerse la celeste y blanca, Burruchaga admite que las palabras se quedan cortas. Habla de responsabilidad con el pueblo, con los hinchas, con todos los que se sienten incluidos bajo el paraguas del fútbol argentino, más allá de los colores de club.
Para él, el Mundial es una de las pocas cosas que todavía puede unir al país. Cada partido de la Selección concentra miradas y emociones. Por eso habla de presión y de obligación, pero también de orgullo. “Matarse por la camiseta” no es una frase hecha, resume, sino la forma más intensa de representar a millones de personas.
En tiempos de un Mundial ampliado y nuevas aventuras, Burruchaga mira el 2026 con curiosidad y esperanza. Pero sabe que, pase lo que pase, habrá dos escenas que nunca perderán fuerza: aquella corrida hacia la gloria en México y una noche italiana en la que Argentina le recordó al mundo por qué nunca conviene subestimarla.