Juan Carlos Scalzo
Juan Carlos Scalzo
Es un secreto a voces que la situación económica del club rafaelino viene deteriorándose de unos años a esta parte y está en un punto terminal en el que, de no haber un golpe de timón que lo saque de la asfixia financiera, las cosas se agravan día a día.
La magnitud de la crisis es tal que el 30 de junio pasado finalizaron los contratos de los 16 jugadores más importantes del plantel (la base titular y los primeros cambios) y no se pudo retener a ninguno. Con todos ellos existían deudas, pero luego de trabajosas negociaciones se logró un acuerdo de pago, pero no se conoce si las obligaciones ya fueron canceladas o contemplan compromisos a futuro.
La otra cuestión es la cantidad de empleados que tiene la entidad, que algunos ubican en alrededor de un centenar (entre la gente afectada al fútbol profesional y formativo, administrativos, servicios y mantenimiento, etc), una plantilla que es necesario reestructurar de manera urgente para reducir el alarmante rojo que presentan las cuentas, un desfasaje que, se estima, es mensualmente millonario. A tal efecto, en la reunión de Comisión Directiva del pasado martes se resolvió llevar a cabo un fuerte ajuste del personal y la primera medida fue ofrecer el retiro voluntario a todos los trabajadores, algo que ya comenzó a ponerse en práctica.
Aferrarse a la primera división a cualquier precio, primero, y la intención de regresar cuanto antes, gastando más de lo que se podía, después, tuvo nefastas consecuencias para las cuentas del club albiceleste porque el desequilibrio que se fue acumulando no pudo mitigarse al no poder generar recursos importantes proveniente de ventas de futbolistas, y fue el origen del nefasto presente económico de Atlético.
Demás está decir que el parate del fútbol por la pandemia dejó al club rafaelino sin los ingresos de la televisión, de sponsors y recaudaciones y fue un golpe de knock out del que no se podrá levantar solo.
En este contexto se empezó a barajar la idea de tener que generar recursos extraordinarios o de recurrir a inversores que aporten dinero fresco para salir del pantano a cambio de ceder el fútbol profesional, aunque hasta el inicio de esta semana la mayoría de los directivos negaban, por desconocimiento, esta última alternativa, que solo manejaba un grupo muy reducido de ellos.
Sorpresivamente, la novedad la hizo pública el presidente de la Subcomisión de Fútbol, Ricardo Castro, al salir por los medios a darle entidad a los rumores y abrir el camino al ingreso de capitales privados a la explotación del fútbol. El jueves dijo por Radio Rafaela que nunca lo convenció un gerenciamiento, "pero que si alguien quiere presentar un proyecto similar a lo que es por ejemplo Defensa y Justicia me sentaría a escucharlo, aunque todavía no hay ninguna oferta". Un día después mostró un poco más las cartas y señaló por FM Universidad: "Queremos llevar a Atlético a Primera. Si es necesario tener un acompañamiento económico de otro club o de un grupo empresarial, yo no lo descarto. La opción de Cristian Bragarnik es algo que venimos hablando".
Si bien no dio mayores detalles, la revelación sacudió al mundo albiceleste y desató la polémica entre los que ven con buenos ojos esta posibilidad y la consideran la única salida, y los que se preguntan por los beneficios que un acuerdo de este tipo, en función del estado de necesidad a la hora de negociar, le puede reportar al club. Lo que sí puede darse por seguro, para quienes conocen la forma reservada de moverse que tiene la dirigencia de Atlético, es que las tratativas deben tener un significativo grado de avance, porque en caso contrario no lo hubieran ventilado.