Redacción de El Litoral
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El juvenil ala-pivote santafesino Tayavek Gallizzi aseguró que hizo “todo lo posible” para ganarse un lugar en el seleccionado argentino que jugará el Mundial de España y reconoció que para conseguir lo que se pretende, hubo que “creérsela un poquito”.
“No me conformé con estar en el preseleccionado; para seguir en él y ganarme un lugar en el equipo, tuve que, además de entrenar y dar todo de mí, cuidarme hasta en las comidas”, señaló el joven basquetbolista.
Para Tayavek Gallizzi, las últimas semanas fueron vertiginosas. Nicolás Casalánguida le dijo que se quedaba fuera del seleccionado que iba a jugar el Sudamericano de Isla Margarita, pero enseguida Julio Lamas le levantó el ánimo al invitarlo a entrenar con el equipo que se preparaba para jugar el Mundial.
El sueño del santafesino (ex Círculo Israelita Macabi) pudo terminar ahí: pero no, Lamas dio la gran sorpresa, al confirmarlo postergando por ejemplo a un jugador de experiencia como Martín Leiva, como uno de los 12 seleccionados para viajar a España.
“Empecé bastante mal. Estaba nervioso, cuando agarraba la pelota se me nublaba todo. Recién con el correr de los minutos me fui calmando y ahí si las cosas comenzaron a salirme un poco mejor. Siento que era algo normal, porque uno nunca termina de caer que está jugando en la selección mayor”, recordó Gallizzi, cuando se le preguntó por su debut en el Súper Desafío jugado en Río de Janeiro.
Gallizi, con 21 años y 2,04 metros de altura; Marcos Delía (22 años y 2,10 de altura) y Matías Bortolín (21 años y 2,07 de altura) son el futuro de la selección en posiciones que históricamente ha tenido problemas, especialmente a la hora de enfrentar equipos de primer nivel.
“En todo este tiempo que llevo entrenando, (Luis) Scola, (Pablo) Prigioni y Julio (Lamas) me hablaron mucho, me dieron indicaciones, me aconsejaron, y yo trato de aprender y poner en práctica todo eso”, puntualizó.
Cuando se le preguntó por las enseñanzas que le deja Scola, quien al igual que él juega de ala-pivote, Tayavek cuenta una anécdota: “En uno de los primeros entrenamientos me dijo, mostrame tu mejor movimiento, y no se me ocurrió nada, me quedé parado”.
Gallizi cuenta con orgullo el haberse enfrentado a jugadores de calibre como a los brasileños Tiago Splitter, Nené Hilario y Andensor Varejao, porque sabe que a pesar de perder contra ellos, enfrentar a jugadores de elite le sirve para aprender.
“Creo que hay que creérsela un poquito porque si no vas a seguir pagando derecho de piso toda la vida. Sé que tengo muchas cosas por corregir, y otras que sumar a mi juego, pero tengo confianza para seguir aprendiendo”, aseguró el jugador santafesino.