2025: el S&P 500 entre aranceles, urnas y tweets que mueven mercados
Si alguien pensó que 2025 iba a ser un año tranquilo para los mercados, claramente no miró el calendario. El S&P 500, el índice que agrupa a las 500 empresas más grandes de Estados Unidos vivió una montaña rusa sin cinturón y un operador borracho, impulsada menos por balances y más por política, elecciones y declaraciones que viajaron a velocidad tuit.
Impacto de los aranceles en Wall Street, una reacción en cadena.
Desde Argentina, con nuestro histórico entrenamiento para la incertidumbre, muchos “comunes” miraron ese sube y baja con una mezcla de fascinación y reflejo defensivo: CEDEARs al carrito y a seguir el espectáculo desde el tablón, quizás como debutantes en las tinieblas del mercado de valores.
2 de abril: aranceles, el primer sacudón del año
El 2 de abril, Wall Street se despertó con ruido. Anuncios de aranceles y medidas proteccionistas desde Estados Unidos golpearon fuerte al S&P 500. El mercado hizo lo que mejor sabe hacer ante la duda: vender primero y preguntar después. Las pantallas se tiñeron de rojo y volvió una palabra que nadie, excepto los bajistas, quiere escuchar: desaceleración.
Ahí quedó claro que en 2025 el índice no iba a moverse solo por números, sino por decisiones políticas con efecto dominó.
Tecnología e IA: “pásalo a nafta”
Pasado el susto, volvió la euforia. Tecnología e Inteligencia Artificial empujaron al S&P 500 a máximos históricos. Promesas de productividad infinita, empresas que parecían imprimir ganancias y una Reserva Federal aflojando tasas hicieron el resto. Plata más barata, acciones más caras: el bucle clásico.
La IA fue motor del optimismo, pero también la excusa perfecta para justificar valuaciones difíciles de explicar sin levantar una ceja.
Argentina en modo elecciones: 7 de septiembre y 26 de octubre
Mientras tanto, y como “el sur también existe”, Argentina jugaba su propio partido. El 7 de septiembre, con las elecciones en la provincia de Buenos Aires, y el 26 de octubre, con las legislativas nacionales, los mercados locales se movieron con lógica propia: ruido político, cautela y movimientos a contramano del mundo.
Muchos inversores chicos hicieron la cuenta rápida: “si acá el clima está espeso, mejor dolarizar riesgo”. Resultado: más flujo hacia el S&P 500 vía CEDEARs, aun cuando Wall Street también estaba lejos de ser un remanso.
El auge de la tecnología y la inteligencia artificial en los mercados.
Volatilidad pura: el mercado en modo nervioso
En 2025, cada dato económico fue un disparador. Inflación, empleo, tasas, discursos, rumores. El mercado pasó de la euforia al pánico en cuestión de horas. El VIX, el famoso índice del miedo subía y bajaba como si también estuviera operado por IA… o por ansiedad.
Las correcciones llegaron cuando el mercado empezó a preguntarse si no había demasiadas fichas puestas en pocas empresas (los 6 magníficos más, la “bestia”, Nvidia). El rally era real, sí, pero concentrado. Y cuando eso pasa, cualquier chispa alcanza.
Si algo dejó claro 2025 es que el mercado inventó un nuevo indicador: el “índice tuit”. Un posteo de Trump, una declaración de Bessent, una frase de Caputo, y las pantallas reaccionan como si fuera dato duro.
Ya no alcanza con mirar balances, ni mensurar fundamentos: hay que seguir redes, conferencias y gestos políticos. El mercado financiero global parece cada vez más sensible al clima de opinión, y menos a la economía real. Un tuit equivocado puede valer más que un informe trimestral.
IA: pan para hoy ¿y mañana?
La Inteligencia Artificial fue la gran ganadora del año, pero también la gran pregunta. Por un lado, promete eficiencia, ganancias y nuevas industrias. Por otro, plantea un escenario incómodo: trabajos que desaparecen, consumo que se ajusta y un futuro laboral todavía borroso.
El mercado festeja hoy, pero empieza a preguntarse cómo impactará ese cambio en la economía real mañana.
El 2025 quedará como el año donde el S&P 500 confirmó que ya no se mueve solo por fundamentos. Política, elecciones, aranceles, IA y redes sociales se mezclaron en un cóctel explosivo.
Para el inversor argentino, la enseñanza es conocida: diversificar, desconfiar del entusiasmo eterno y no enamorarse del gráfico. Y, sobre todo, entender que hoy los mercados también cotizan declaraciones, likes y silencios. Ah… y el estreno de decenas de ETFs cotizando en Cedears. Eso lo dejamos para otra entrega.