Unos tres millones y medio de personas tomaron ayer las principales avenidas de San Pablo en un colorido y animado desfile en defensa de la diversidad, en el marco de la XI Parada del Orgullo GLBT (Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales).
Banderas con los colores del arcoiris, característica de los movimientos de los homosexuales, creativos disfraces, globos y pancartas con consignas que exaltaban las virtudes de "ser diferente", desfilaron bailando detrás de 23 enormes palcos móviles, que con música en vivo recorrieron el centro de la mayor metrópolis de Sudamérica.
Con temperaturas que llegaron a los 31 grados, la multitud comenzó a aglomerarse a partir del mediodía -hora local- en la tradicional Avenida Paulista y adyacentes, para mezclarse con vendedores ambulantes de bebidas, helados, plumas, estolas coloridas, serpentinas y papelitos de colores.
Bajo el lema "Por un mundo sin machismo, racismo ni homofobia", el evento rompió este año su propio récord de público y atrajo a cerca de 300.000 turistas a la capital paulista, según el alcalde de la ciudad, Gilberto Kassab.
La homofobia en Brasil
Las atenciones de las entidades de defensa de los intereses de los homosexuales se concentran este año en la aprobación en el Senado de un proyecto de ley que califica de crimen a la homofobia, informa la agencia DPA.
"Esperamos que este año el proyecto sea aprobado. Es nuestra principal reivindicación", afirmó el presidente de la Asociación GLST, Toni Reis, quien citó un estudio de la UNESCO, realizado en 2006, según el cual al 60 por ciento de los estudiantes adolescentes brasileños no les gustaría estudiar junto a homosexuales.
"Tenemos datos además de que al menos el 70 por ciento de los homosexuales brasileños ya sufrieron algún tipo de agresión", añadió.
El joven Armando Pereira, de 20 años, resumió el sentimiento de temor que embarga a los homosexuales al afirmar que el día del desfile "es el único día en que (los homosexuales) podemos soltarnos sin miedo de llevar golpes o ser víctima de prejuicio".
Entre las diversas pancartas coloridas que podían verse entre la multitud, una, portada por fieles de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, entidad cristiana definida por sus adeptos como "iglesia inclusiva", rezaba: "El señor es mi pastor y me acepta como soy".
"Las partes de la Biblia que critican la homosexualidad son traducciones equivocadas", afirmó el pastor de esa comunidad religiosa, Gelson Piber, quien informó que la misma, nacida hace 40 años en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, está presente en 14 ciudades brasileñas.
El desfile, el mayor del mundo en su género, es el punto culminante del XI Mes del Orgullo GLBT de San Pablo, durante el cual se realizan diversas ferias culturales, talleres temáticos, debates, muestras artísticas, entre otros espectáculos.
Télam







