En una tarde donde todo estaba frío, quedó en claro desde el vamos que los hinchas de Colón estaban calientes. Fundamentalmente cuando entró a la cabecera de J.J. Passo la parte más 'pesada' de una hinchada que no paró nunca de gritar en los 90 minutos de ayer. Entonces, a pesar del cambio de entrenador y con todo lo que dolían adentro los 12 partidos sin ganar y las 11 derrotas consecutivas, la racha se hizo más negativa en forma de cántico: 'Jugadores, la c.... de su madre, por qué no ponen huevos... no sean tan cobardes...'. Para colmo, en el césped, Colón seguía tan atornillado como en los partidos anteriores y el pibe Poy parecía Aldo Pedro: les ganaba a todos en velocidad. Encima, el más rápido que lo podía frenar se va lesionado, porque a Píccoli no le quedó otra que pedir el cambio por lesión. De yapa, un árbitro de las características de Daniel Giménez, que a esta altura dirige con las mañas (¿cómo hace para pasar las pruebas físicas semanales con la panza que tiene?) y con lo mal que le cae a la gente de Colón este chaqueño. Lo único que le estaba faltando al arranque del partido en el Brigadier López era un gol de los mendocinos, que dicho sea de paso no saben lo que es festejar un grito en Primera División hasta acá. A esa sensación de incendio permanente en las últimas fechas y a esa imagen de equipo en llamas de Colón la apagó el 'Gato' Gastón Esmerado, que juega en teoría bien lejos de las dos áreas, justamente donde más ramificaciones tiene la enfermedad del equipo en los últimos tiempos. Al ex volante de Arsenal le alcanzaron 7 minutos -entre los 16 y 23 del primer tiempo- y dos pelotas paradas aprovechadas por la sorpresiva zurda de Iriarte para extinguir el fuego de todos lados. Porque abajo en la hierba con el 2-0 el equipo se tranquilizó y porque arriba en el cemento sus muchísimos hinchas cambiaron el canto de guerra amenazante contra los jugadores por el aliento ensordecedor para con el equipo. Y si un toquecito de gracia faltaba para que Mántaras ni tuviera que hablar en el descanso, al mismo lo puso el Sargento: expulsó a los 40 minutos del primer tiempo a Cárdenas, un grosero lateral izquierdo que primero le pateó los testículos al 'Caio' Enría y después pisó en la tibia a Jerez estando caído en el césped. Y más allá que cualquiera podía pensar algo así como 'con este equipo nunca se sabe...', es real que no hay mal que dure 100 años y el partido quedó terminado en el Centenario. Lo que vino después, se jugó por reglamento. Estuvo de más. Pero no como frase hecha. Estuvo de más en serio, encima con el frío que hacía. Los elefantes del Cementerio Si algo cambió Colón en los últimos tiempos fueron algunas cuestiones históricas. Por ejemplo, lo respetable que implicaba su localía y el miedo que generaba para los equipos venir a Santa Fe. Porque si bien es cierto que esta racha de la vergüenza arrancó después del 26 de marzo en la cancha de Quilmes cuando Colón venció 2-1 a Estudiantes, también es real que desde el 28 de febrero de este año el equipo no le regalaba una alegría a su gente después de aquel 4-2 contra Banfield bajo la lluvia: dos de Denis, Zurita y Cángele. Medio año sin ganar en Santa Fe marca a las claras que en lugar de estar activado el Cementerio de los Elefantes, pareciera que al Cementerio lo mearon miles y miles de elefantes. Esta es, dentro de tantas otras, una de las arterias que deberá destapar y acomodar Julio César Falcioni desde hoy. Porque Colón necesita sumar, es cierto. Pero también necesita volver a ser respetado en Santa Fe por los rivales y, de paso, recomponer la relación con un hincha que se bancó prácticamente sin chistar medio año seco de alegrías en casa. Vamos al partido: alcanzan y sobran un par de líneas. Colón con 12 sin ganar y Godoy Cruz sin poder hacer un solo gol en Primera no prometían, justamente, superar en juego a Juventus 2-Argentinos Juniors 2 en Tokio. Al partido lo abrió Esmerado con el doblete y lo cerró Giménez con la expulsión antes del final del primer tiempo. Es posible que los mendocinos sean hoy el calco perfecto de lo que fue Tiro Federal de Rosario en la temporada pasada y se vuelvan a los sábados tan rápido como uno lleva a los labios un buen vino de la zona de Maipú o Luján de Cuyo. Pero antes del partido, cueste creerlo, Godoy Cruz llegaba con más puntos que Colón en la tabla de posiciones. Y Colón le ganó bien, casi sin despeinarse, apenas con una inversión futbolística mínima. Porque además Llop en lugar de pensar en cómo ir a buscar el partido a pesar de tener uno menos, eligió evitar la goleada: primero sacó un delantero -Franco Mendoza- para meter un defensor atrás y rearmar la línea de cuatro. Y después la hizo completita: lo sacó al mejor jugador de Godoy Cruz -Poy- para meter al grandote Miranda, que quedó más aislado que Plutón allá arriba. ¿Qué hacemos, Falcioni? Instalado cómodamente en la zona de palcos, rodeado por el presidente Germán Lerche y el vicepresidente Luis Hilbert, Julio César Falcioni siguió los 90 minutos de ayer. Hoy asume de cara a lo que será la 'Batalla de Mataderos', el domingo contra Nueva Chicago. Usando muy buen humor e ironía, Falcioni disparó todo un mensaje en la rueda de prensa de presentación como técnico de Colón: 'Ya le dije al presidente, que a mí no se me va a caer nada si tengo que poner el micro adelante del arco'. Lo decía, obviamente, para intentar frenar la cantidad de goles recibidos por Tombolini, algo que ayer consiguió Mántaras. Pero seguramente también después de lo de ayer el mismo Falcioni tenga que ir pensando en usar otro colectivo para poder llegar al área de enfrente. Porque Colón empezó a saldar su cuenta en puntos pero no en fútbol. De todos modos, arranca Falcioni con algunos rendimientos que debe añorar el 'Huevo' Toresani y que ayer usufructuó Mántaras. Y si bien Guagua no jode atrás, Esmerado es indiscutiblemente el '5' del equipo y Barrado tiene que jugar donde sea en el mediocampo, ayer apareció con algunas pequeñas muestras de exportación futbolística el colombiano Freddy Grisales. Porque 'Totono' hasta ayer, como tantos otros, parecía un ex jugador. Sin embargo el colombiano llegó a tiempo, quitó, ofreció movilidad y se comprometió con el juego en sí. Le pegó de lejos y bien. La volvió a poner, aunque sea un ratito, contra el césped. Para quienes pensamos que Grisales es el jugador más técnico que pisó Santa Fe en los últimos tiempos lo de ayer fue un alivio. Es justo aplaudir a Esmerado, porque el 'Gato' clavó el doblete que cortó la peor racha de la historia. Pero con la aparición de Freddy, las pesadillas en Colón se terminaron. Porque estas once derrotas consecutivas, con doce partidos sin ganar, sin puntos en un arranque de campeonato y en zona de Promoción después de mucho tiempo, despertaba más miedo que aquel personaje que Wes Craven 'robó' de 'Pesadilla en Elm Street'. El guante de garras afiladas y la cara mutilada por el fuego de Freddy Krueger le daban forma a una pesadilla tan terrorífica como esta que Colón terminó ayer. Gracias a Dios.




