La moda de los reality-shows que buscan estrellas de la música o el baile llega al kung-fu, con un programa televisivo en el que participarán luchadores de todo el mundo y que se grabará en el mismísimo Templo de Shaolin, la cuna de este arte. Los monjes del templo, maestros de estrellas de Hollywood como Bruce Lee, Jackie Chan o Jet Li, ayudarán a buscar a jóvenes que les sucedan, haciendo popular el kung-fu en el mundo ya sea a través del cine o la televisión. El programa, que se llamará "K-Star", se emitirá en China entre abril y septiembre y sus productores son los monjes de Shaolin y el canal de televisión Shenzhen TV, que espera venderlo a canales de todo el mundo. El abad del templo, Shi Yongxin, presentó hoy el programa ante centenares de periodistas en un escenario que muestra el gran interés del Gobierno chino en este evento: la sala de conferencias del Consejo de Estado, el máximo órgano del Ejecutivo nacional. El formato será similar al de programas occidentales como "Operación Triunfo" o "The Apprentice", o el chino "Supergirls", que llevó al estrellato de la canción a jóvenes chinas antes desconocidas. En "K-Star", Shenzhen TV hará castings en seis ciudades de China (entre ellas Pekín y Shanghai) y otras compañías asociadas harán lo propio en varios países del mundo, como EE.UU, Alemania, Rusia, Italia, Francia o Australia. Los luchadores latinoamericanos interesados en participar tendrán que ir a Los Angeles, que acogerá las pruebas de la Zona Americana, mientras que los españoles podrán optar por París o Roma. Los organizadores señalaron que no habrá límite de edad para el concurso (Shaolin tiene estudiantes de incluso cuatro o cinco años), aunque lo cierto es que la ley china prohíbe a los menores de 18 años participar en estos programas. "Invitamos a todos, no sólo practicantes de kung-fu sino también de otras artes marciales, y deseamos que ayuden a que este gran acontecimiento sea un éxito", aseguró en entrevista a EFE el abad del Templo Shaolin, Shi Yongxin. Shi, el hombre que consiguió convencer al presidente ruso, Vladímir Putin, para que visitara su templo la pasada semana, destacó que las artes marciales chinas tienen 5.000 años de historia y que del programa saldrán "futuras estrellas de cine y también grandes maestros". En las pruebas se seleccionarán 108 candidatos que viajarán a Shaolin para grabar el programa, en el que se mostrará su paulatino aprendizaje de técnicas, la dureza de los entrenamientos y la filosofía que rodea este arte, el zen, en el que la meditación y el equilibrio mental son clave. En Shaolin los participantes pasarán por diversas pruebas de potencia y equilibrio, y combatirán -usando protectores- unos contra otros, tanto con manos desnudas como con armas cortas (cuchillo, espada y látigo). La leyenda atribuye la invención del kung-fu al monje indio Bodhidharma, que fundó Shaolin en el año 527 y recomendaba el cultivo de uno mismo a través de largas sesiones de meditación zen. Para evitar que el cuerpo se anquilosara, Bodhidharma ideó una serie de ejercicios gimnásticos que evolucionaron hasta el kung-fu (conocido como "wushu" en mandarín). En Occidente, el arte marcial se popularizó en los años 70 gracias a Bruce Lee y Jackie Chan, además de con la teleserie "Kung Fu", protagonizada por David Carradine (quien daba vida a un monje Shaolin que emigraba a América). China intentó sin éxito que el kung-fu fuera deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, y desde hace años pide que la UNESCO lo incluya en la lista de bienes del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. "Otros deportes como el karate -que tampoco es olímpico- son más conocidos en el mundo, pero el kung-fu es la raíz de muchos de ellos. Vamos en buena dirección, y esperamos que el programa ayude a popularizarlo más", destacó a EFE Peter Shiao, presidente de la compañía que hará el casting en Los Angeles (Ironpond). Durante siglos, Shaolin fue un monasterio perdido en las montañas de Songshan (centro de China), pero, como el resto del país, abrazó con entusiasmo la economía de mercado, primero a través de grandes campañas turísticas y ahora apuntándose a la moda de la "telerrealidad". EFE
