Por Juan Carlos Scalzo
Don Manolo, una empresa familiar, con más de 30 años de trayectoria, que inició sus actividades en la localidad de Susana pero hace un par de años atrás se trasladó a Ataliva, decidió bajar sus persianas ante el difícil momento que soporta el sector.
Al momento de cerrar contaba con 8 empleados y comercializaba el 100% de su producción en el mercado local. Producía fundamentalmente leche fresca, yogur, quesos y dulce de leche.
La otra empresa, lácteos Manucho radicada en la localidad homónima -, elaboraba los productos marca Lattaio y procesaba 7 mil litros diarios directamente de su propio tambo y otro tanto lo adquiría a productores de la zona.
La dramática coyuntura del sector fue puesta de manifiesto, en los últimos días, por la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel) que denunció el cierre de empresas y que aquellas que no cesaron en su actividad están reduciendo personal o producción, a la vez que reclamó se declare la emergencia para el sector.
Según la información, hay alrededor de 1.000 Pymes lácteas en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, responsables de más de la mitad del abastecimiento de quesos en el mercado interno, que deben respetar los acuerdos de precios que aceptaron las grandes empresas, agrupadas en el centro de industria lechera CIL-, pero de las que sólo 16 cobran las compensaciones de la Oncca (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario) .
Desde Apymel también se apunta que en el actual escenario de excedente de stocks, restricción de exportaciones y caída de la demanda interna, las Pymes lácteas no puede pagar al tambero más de 0,75 centavos por litro de leche.
Empresarios del sector vienen advirtiendo al gobierno nacional que, en caso de no haber cambios sustanciales en la política lechera oficial, el progresivo cierre de tambos y de fábricas lácteas podría generar un déficit de producción grave en el mediano plazo.
En sendos reportajes concedidos al portal digital especializado en temas agropecuarios, Infocampo, que en su edición de hoy refleja el diario La Opinión de Rafaela, los titulares de ambas firmas coincidieron en afirmar que se vieron obligados a cerrar sus industrias por la crisis de rentabilidad que en los últimos dos años sacude al sector.
Félix Garcías, titular de Lácteos Don Manolo, relató que tuvo que tomar la drástica decisión “cuando nos dimos cuenta de que producir un kilo de queso nos costaba más caro de lo que podíamos llegar a comercializar, empezamos a vender nuestras máquinas y a indemnizar al personal de nuestra planta. Indemnizamos a los empleados, pagamos nuestras deudas con los productores y decidimos no seguir perdiendo‘”, explicó Garcías.
Por su parte, Juan Pablo Ruata de Lácteos Manucho, indicó apesadumbrado que “hace unos días ya despedí al 70% del personal y ahora, lamentablemente, hago lo mismo con el resto. En un momento nacimos para salvar a un tambo y fuimos creciendo hasta posicionarnos muy bien en el mercado local, pero ya no damos más; preferimos plantar bandera acá antes que seguir endeudándonos”, advirtió el joven empresario.






