Chipre se convirtió hoy en el quinto país de la eurozona en solicitar un rescate financiero a sus socios de la unión monetaria en un intento por sanear un sistema bancario que sufrió graves pérdidas por la crisis griega.
En un comunicado, el gobierno de la nación insular del Egeo dijo que pidió la asistencia a la eurozona luego de ‘negativos efectos de derrame a su sector financiero debido a la gran exposición a la economía de Grecia‘.
El vocero del gobierno, Stefanos Stefanou, no quiso decir cuánto dinero solicitará Chipre del fondo de rescate europeo, y agregó que el monto será objeto de discusiones en los próximos días, quizás en alusión a una cumbre de la UE prevista para esta semana.
Analistas estiman que la suma podría estar entre los 5.000 y los 10.000 millones de euros, apenas una fracción de los rescates dados a otos países de la Unión Europea (UE) con economías mayores que la chipriota.
El presidente del Eurogrupo, que reúne a los ministros de Finanzas de la eurozona, dijo que el bloque hará una ‘pronta‘ evaluación del pedido de Chipre y adelantó que el país deberá implementar medidas a cambio del dinero.
‘Saludo la solicitud formal de asistencia financiera que he recibido hoy de las autoridades chipriotas‘, dijo el jefe de la eurozona, Jean-Claude Junkcer, a través de un comunicado citado por la agencia de noticias DPA.
‘El Eurogrupo hará una pronta evaluación de la solicitud y brindará una respuesta formal a Chipre‘, comentó.
De otorgarse un rescate, la isla deberá efectuar reformas que le serán apuntadas por sus acreedores europeos.
Juncker adelantó que espera que ‘Chipre asumirá con un fuerte compromiso las acciones políticas exigidas‘.
Chipre, una isla del Mediterráneo oriental con una población de 1 millón de personas, ingresó a la UE en 2004 y empezó a usar el euro cuatro años después.
Con un PBI de unos 17.500 millones de euros, la república es una de las economías más pequeñas de la eurozona.
El país necesita cerca de 1.800 millones, un poco más del 10% de su PBI, para recapitalizar su segundo mayor banco, el Banco Popular de Chipre, antes del 30 de junio.
La entidad es el banco chipriota más expuesto a la crisis de deuda de Grecia, que este año se redujo drásticamente gracias a una gran reestructuración con acreedores privados.
En las últimas semanas se volvió evidente que el Banco Popular de Chipre no iba a poder pedir prestado al sector privado y que iba a necesitar un rescate del gobierno, pero este también tiene problemas de liquidez y no es capaz de recaudar plata en los mercados de bonos, donde paga intereses muy altos.
El gobierno todavía puede pagar salarios y jubilaciones gracias a un préstamo que le dio Rusia, pero ese dinero se habrá acabado para fin de año.
Hasta ahora, uno de los motores de la economía chipriota ha sido la inversión extranjera, gracias a un bajo impuesto a la renta empresarial, del 10%, que el gobierno promete dejar intacto.
Grecia, Irlanda y Portugal, los tres países que recibieron rescates estatales europeos, están aplicando duros programas de ajuste. España, que también adoptó medidas de recorte de gasto, formalizó hoy un pedido de dinero para rescatar a sus bancos, pero todavía tiene que negociar los términos del préstamo.
También hoy, la agencia de riesgo Fitch anunció que calificaba a la pequeña república con un BB+, una baja de un escalón y a un paso de los bonos especulativos.
Además, la agencia con sede en Londres calificó las perspectivas del país como ‘negativas‘, es decir que podría haber una nueva rebaja.
La isla de Chipre se dividió en dos en 1974 cuando Turquía invadió el territorio luego de un golpe de Estado dado por partidarios de la unión del país con Grecia.
La única parte que goza del reconocimiento internacional y que es miembro de la UE es la mitad sureña.
El estado separatista formado en la mitad norte sólo es reconocido por Turquía, que mantiene allí unos 35.000 soldados.
Télam




