Está a diez cuadras al este de Aristóbulo del Valle, a la altura del 2000 de bulevar French. Es el centro de la jurisdicción de Coronel Dorrego: 22 manzanas que se distinguen del resto del barrio por el gris de sus calles. El barrio fue erigido hace seis años, en el marco de un plan de vivienda para empleados policiales y penitenciarios que concretaron el sueño del techo propio.
Cipreses cuenta con energía eléctrica, recolección de basura, barrido y alumbrado público, y tiene agua potable desde noviembre de 2011. Los reclamos, sin embargo, se hicieron sentir cinco meses después de su inauguración. El principal es que no ingresa ninguna línea de transporte público. En este barrio de policías, la otra gran preocupación es la seguridad. Frente a la plaza, un almacén tiene sus puertas abiertas. Los estantes y los paquetes se asoman detrás de barrotes blancos, que van desde el suelo hasta el techo y de pared a pared. Su dueña es quien atiende a los clientes. Su temor es también su carta de presentación -no quiere decir su nombre-. De todos modos, cuenta que colocó la reja “porque a veces nos visitan los amigos de lo ajeno de los otros barrios. Por lo demás, es tranquilo. Nunca me robaron, pero más vale prevenir que curar”. Si bien la zona corresponde a la jurisdicción de la Seccional 8a., en las calles los vecinos piden “más patrullaje” y la instalación de un destacamento policial propio. En orden de prioridad, también reclaman desagües pluviales; la incorporación de Cipreses a la red cloacal y la red de gas natural y, por lo menos, la circulación de una línea de transporte urbano. A estos pedidos suman la apertura de un dispensario, la instalación de cableado telefónico y la denominación de las calles.
358 viviendas y una plaza constituyen barrio Cipreses. Fueron construidas por el gobierno provincial en el mes de agosto de 2007, en el marco del Plan Federal I. Sus adjudicatarios concretaron el sueño de la casa propia.