Ayer se inauguró el Centro Cultural Casa España. Será un ámbito más para las expresiones artísticas y culturales de los santafesinos. Mañana actúan Los Palmeras. Vea aquí un video.
En 1951 se cerró por última vez el telón. Desde entonces, el gran edificio desdibujó sus facciones y alojó, sucesivamente, un cine, a un boliche y a un templo evangélico.
Anoche, las agujas del reloj retrocedieron medio siglo cuando el chocolatinero pasó por las butacas con su chaqueta blanca, ofreciendo golosinas. O cuando, por pantalla gigante, se proyectaron imágenes de aquellos hombres y mujeres que habitaron alguna vez este mismo espacio.
Un acto oficial -cuyo inicio se demoró una hora por problemas técnicos originados por un bajón de tensión- y una puesta en escena a cargo de Jorge Ricci fueron las formas elegidas para celebrar la reapertura de un espacio cultural remodelado, embellecido y adaptado a las necesidades de este siglo.
"Los que tenemos menos de 40 vimos cerrar muchos cines y teatros. Es muy raro, muy emocionante, asistir a la apertura de un centro cultural", consideró Coni Cherep, conductor del evento junto a Juan Carlos Bettanín.
El logro tuvo dos artífices, que a fines del año pasado decidieron unir fuerzas para encarar este proyecto: la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y la Asociación Española de Socorros Mutuos.
"Este lugar estaba muerto, y ha sido devuelto a la vida", dijo emocionada María del Carmen Páez de la Torre, la presidenta de la última entidad. El titular de ATE, Jorge Hoffman, orientó su discurso a explicar los porqués de este emprendimiento.
"Este lugar es uno de los hitos del desarrollo de la ciudad. Hoy debería ser monumento histórico", opinó; y sostuvo que el rescate de este espacio "reivindica el espíritu fundacional del sindicalismo y traslada a la realidad la utopía de miles de militantes, que soñaron con tener espacios como éste para el desarrollo de la cultura".
Del acto participó el director de Artes de la Secretaría de Cultura de la Nación, Rolando Goldman, quien destacó la importancia de recuperar un espacio cultural en manos de los trabajadores.
Previamente, representantes de ambas entidades descubrieron en el frente del local una placa recordatoria. El simbólico momento fue transmitido al público presente -que colmó la sala- a través de la pantalla gigante. Esas fueron las primeras imágenes que alojó el escenario.
Primer acto
La puesta en escena se llamó "La movida cultural" y fue dirigida por Jorge Ricci. Una muestra itinerante de reproducciones de Salvador Dalí en el foyer, primer piso y en el hall, dio marco a esta primera noche de función.
Por el flamante escenario desfilaron representantes de diversos géneros y estilos: hubo música de milonga y tango, a cargo del quinteto La Bordona (Rafael Gómez en guitarra, arreglos y dirección general; Miguel Ciccazzo en contrabajo; Oscar Conforti en violín; Daniel Bianchi en guitarra y Héctor Conta en bandoneón); Ricci leyó los textos "Las nubes", de Juan José Saer; "Las puertas de la tierra", de Agustín Zapata Gollán y "Los apellidos" del "Amargo placer", de su autoría.
Luego hubo sevillanas, por el Grupo de Flamenco VerdeMora (Julieta Grosso, Melina Devercelli, Rocío Gómez y Soledad López Ureta), con la voz y guitarra de Luciano Yapur y Oscar Jara en percusión; y las castañuelas de Beatriz Urdiales y Laura Bieri.
Imágenes del pasado, editadas por Alejandro Carreras, se mezclaron con las bulerías de VerdeMora. El grupo Tanguicidio (Sofía Gimenez, Bruno Testa, Silvana Niz y Alvaro Malliarino) bailó "La yumba", de Osvaldo Pugliese, con el acompañamiento musical de La Bordona.
Ricci interpretó el texto "Discusión sobre el término zona", de "La Mayor", de Juan José Saer; y el canto litoraleño llegó de la mano de Natalia Pérez y Los Inundados, acompañada por "Nene" Sequeira y Kayto Cabrera en guitarras.
Los actores Eduardo Fessia y Roberto Trucco representaron una breve escena de "El clásico binomio", de Rafael Bruza y Jorge Ricci; y les siguió un homenaje a Paco Urondo, con el recitado de "La pura verdad" del libro "Del otro lado".
El momento más emotivo fue el que protagonizó Mario Flores, quien fuera proyectorista y caramelero del cine Colón. Con su chaqueta blanca y la típica bandeja de madera, el hombre recorrió las butacas ofreciendo dulces a los presentes. Luego subió al escenario para recitar "El zorzal viejo", de Tito Reyes, con acompañamiento de La Bordona. Fue el más aplaudido de todos los artistas.
Finalmente llegaron al escenario los miembros del Coro de la Universidad Nacional del Litoral, dirigido por Jorge Céspedes, quienes interpretaron la canción "Pueblito, mi pueblo".
Cuando las luces se encendieron, comenzó a sonar la melodía de Cinema Paradiso. Un aplauso largo unió al público con todos los artistas que participaron de la puesta, e instaló en el aire la idea de que ése era el principio de una larga y fecunda historia.