Por Enrique Cruz (h) - Enviado Especial a Buenos Aires
Muchos agoreros, de los que nunca faltan, dirán que "no se jugó con nadie" (como si Independiente no fuese un grande siempre, por más que la calidad de sus jugadores no esté a la altura de su riquísima e indiscutible historia). Eso, lo de restar méritos en función de las carencias del rival, me parece totalmente injusto. Porque así como en muchas ocasiones señalamos que era hora que estos jugadores muestren su compromiso con el club que los cobija, hoy hay que decir que, jugando así, serán muchos los puntos que se puedan ganar, sin importar si el rival está agrandado o bajoneado. Llámelo como quiera: actitud, entrega, compromiso. Lo cierto es que, como ya había ocurrido cuando llegó Astrada, Colón volvió a cambiar rotundamente su cara derrotada y sin respuestas anímicas, ni físicas ni futbolísticas que terminaron derrocando entrenadores (Falcioni y Astrada fueron los últimos). ¿Qué cambió entre este Colón fuerte de ahora con el equipo derrumbado de Boca?. El técnico y algunas decisiones. Que, paradójicamente, fueron en contra de la lógica y hasta resultaron cuestionables en su momento. A saber:
1) La primera decisión "fuerte" de Mohamed fue marcar con línea de tres atrás y ponerlo a Chitzzof de doble 5. Le salió bien, más allá de que cuando Astrada buscó parar al equipo con línea de tres (partido con Tigre) le salió mal. Sin embargo, en dos partidos que lleva dirigidos Mohamed, a Colón le marcaron un solo gol (el de Denis, este sábado) en una posición tremendamente dudosa y con el partido prácticamente liquidado, pues Colón ganaba 3 a 0 en ese momento.
2) La segunda decisión trascendente del técnico se dio con el "licuado" de nombres que metió anoche en el mediocampo: Chitzzof por izquierda y Rivarola por el medio. Uno (Chitzzof), naturalmente marcador lateral derecho, ahora jugando como volante por izquierda; el otro (Rivarola), no debe haber jugado en su vida como volante central y podría haber sido, tranquilamente, el carrilero por izquierda. ¿Cuál fue el resultado?, Chitzzof volvió a jugar bien y metió un golazo; y Rivarola fue, según la óptica de El Litoral, la figura de Colón y del partido.
Siempre quedan fuerzas
Este sábado por la mañana tuve la posibilidad de compartir unos minutos -y unos mates- con Diego Chitzzof. Jugador cuestionado, que fue sacado del ostracismo por Mohamed para hacerlo jugar de doble cinco ante Gimnasia y se constituyó en un verdadero acierto del nuevo entrenador. Chitzzof decía: "Anoche -por el viernes- después de la victoria de San Martín de San Juan, queríamos salir en ese mismo momento a jugar con Independiente". A la luz de lo que pasó a la noche, no exageró en nada. Pero lo trascendente fue que Chitzzof dijo eso en un momento crítico, como nunca le había pasado a Colón desde que comenzó a transitar nuevamente por el fútbol grande, hace 13 años ya. Porque el equipo estaba por primera vez en descenso directo y porque cualquier aseveración que pudiera hacerse respecto de una actuación trascendente desde lo futbolístico, era más una expresión de deseos que algo fundamentado. ¿Alguien podría creer que Colón iba a elevar en forma considerable su nivel para vencer con tanta claridad a Independiente?. Sólo aquéllos que confiaron en este equipo más allá de las adversidades y de las actuaciones muchas veces decepcionantes.
Evidentemente, siempre queda algún lugar, por más recóndito que sea, en donde buscar fuerzas para salir adelante. Y esto fue lo que se juramentó el plantel en la intimidad de la concentración, el viernes a la noche, cuando los sanjuaninos habían concretado su victoria ante Huracán y lo metían a Colón en descenso directo. Y fue digno todo. La polenta que metieron los 11 titulares más los 3 que entraron, la garra combativa y también el fútbol. Colón hizo todo bien. Adentro y afuera de la cancha. Los jugadores, fieles intérpretes de un libreto; el técnico, porque encontró respuestas impensadas en hombres que jugaron en sectores en los que pocas veces (o nunca) habían transitado, y sin embargo, lo hicieron con una eficacia digna del mejor elogio.
Sería bueno que este plantel, en la demostrada fortaleza de su intimidad, encuentre el por qué ocurren estas cosas. Por qué dejó dormir su fútbol y su espíritu durante tanto tiempo, generando incertidumbres y angustias, en ellos mismos y en su gente. Una pregunta que no tiene respuesta aunque sí haya una solución: la que Colón tuvo en Avellaneda.
Hay equipo
A veces resulta complicado entender algunas cosas que no tienen, a simple vista, razonamiento lógico. Colón jugó muy mal ante Boca hace dos semanas y muy bien ante Independiente este sábado. En ese interín cambiaron el técnico y algunos jugadores, pero siempre dentro de un plantel del cuál muchos dudan. Y soy uno de los tantos -no sé si muchos o pocos- que cree que Colón no tiene tan poco para sufrir tanto. Faltaba que se modificaran algunas cuestiones emparentadas con la actitud, con el sacrificio para pelear cada pelota con decisión y confianza, como lo hizo Capurro. Y que se encontraran respuestas individuales a la hora de jugar, porque Romero, Rodrigo Díaz, Gandín mismo, hasta Capurro en el nacimiento de la jugada o Chitzzof, o el propio Rivarola (de gran partido) son jugadores que pueden jugar de igual a igual contra cualquiera. Y acomodados en la cancha como lo hizo Mohamed, fueron capaces de superar a Independiente en todos los sectores y en todos los momentos.
Mohamed ha encontrado solidez en el rendimiento defensivo -Aguilar es un jugador de brillante proyección y futuro, y Colón compró la mitad de su pase- y todavía tiene afuera a un jugador clave para darle mayor combatividad al mediocampo: Juan Carlos Falcón. Posiblemente le falte que se destape alguno de los de arriba, como San Martín de San Juan está disfrutando ahora de un jugador que nunca se destacó por su capacidad de gol (estoy hablando de Bravo), pero que ya metió 7 cuando recién está promediando el torneo. Lo bueno es que el equipo se está despertando, como ya pasó en la temporada pasada, cuando se hizo cargo Astrada. Y aquélla vez demostró, con cinco victorias en seis fechas, que tenía más de lo que muchos pensaban. Ojalá ahora ocurra exactamente lo mismo. Por el bien de Colón y de su gente.




