Bandadas de aves costeras que vienen desde Alaska y el Artico están llegando en estos días a la albúfera bonaerense de Mar Chiquita, única del país de agua dulce, tras volar 15 mil kilómetros, informó la oficina de Turismo de esa localidad bonaerense.
La laguna de Mar Chiquita, declarada por la Unesco "Reserva Mundial de Biósfera", está considerada mundialmente una gran estación de alimentación y descanso de aves costeras, miles de las cuales inician anualmente un extenso viaje, a impulsos de un código genético que las va guiando.
Los estudiosos de estas migraciones creen que un drástico cambio climático, hace miles de años, obligó a las aves a alejarse para sobrevivir, costumbre que se transmitió a la especie.
De la misma forma que anualmente llegan las ballenas y los pingüinos, 38 especies de aves migratorias de América del Norte, países limítrofes y la Patagonia, arriban con los primeros días cálidos y se instalan en las orillas de esta laguna que está a sólo 30 kilómetros de la ciudad de Mar del Plata.
En su mayoría son chorlos, becasas, pitotoy y playeritos, que se unen a las 88 especies que habitan permanentemente la albúfera, y que proceden de 27 familias.
Entre esta heterogeneidad ambiental se destacan gaviotas, patos, gallaretas, cisnes y flamencos, y también cigueñas, perdices, teros, ñandúes, garzas, gavilanes, halcones y caranchos.
El origen de este accidente geográfico natural es atribuído a oscilaciones del nivel del mar, durante los últimos 5 mil años, y al avance hacia el sur de una poderosa barrera.
La laguna tiene costas bajas y cenagosas, propicias para que las aves encuentren allí alimento y abrigo, lo mismo que los peces, crustáceos y moluscos que habitan en ella.
La laguna de Mar Chiquita, la única de agua dulce que se conecta con el mar, posee un amplio ecosistema que se enriquece con la llegada de aves que vienen desde lejos, que se estima vuelan cerca de un mes, aproximadamente 500 kilómetros por día.
Los ornitólogos afirman que durante ese período la naturaleza dota a las aves de una fuerza titánica y un extraordinario sentido de orientación, que se basa en el magnetismo terrestre, y que hace que encuentren sitios de alimentación estratégicamente distribuidos a lo largo del trayecto.
Lo cierto es que las aves migratorias permanecen en la laguna durante la primavera y el verano - estimativamente entre agosto y mayo - y que de las 18 especies que proceden de América del Norte 15 son chorlos - de mar, de patas amarillas y rojizos - , además de dos especies de gaviotines y una de golondrinas.
Los estudios realizados sobre el comportamiento de las diferentes aves, arrojaron que por la gran extensión de la laguna - 45 kilómetros cuadrados de superficie -, muchas de las especies no llegan nunca a cruzarse.
Los ornitólogos y los fanáticos del "bird-watching", avistaje de aves, saben que algunas especies se pueden ver desde la avenida costanera de Mar Chiquita, en la boca de la albúfera, mientras que otras permanecen en lo más profundo de los pastizales.
Para verlas es necesario internarse por la zona de pastos, siempre en comprañía de un guía o de un guardaparque.
El espejo de agua, de no más de 1,5 metros de profundidad, está rodeado de médanos vivos, pastizales, bañados y praderas húmedas, que favorecen la vida de una fauna y flora singulares.
La cuenca de la laguna ocupa un millón de hectáreas, que pertenecen, además de Mar Chiquita, al partido de Balcarce y parcialmente a Tandil, Maipú y General Madariaga.
Télam






