El dueño de una gomería del barrio porteño de Colegiales fue asesinado este viernes por dos delincuentes que lo degollaron con una cuchilla cuando entraron a robar a su comercio, donde además maniataron a su hijo y un empleado, informaron fuentes policiales. Si bien el robo se concretó, los investigadores creen que no alcanza como móvil para un homicidio con tanta saña, sobre todo teniendo en cuenta que el comerciante estaba inmovilizado y, en apariencia, no pudo resistirse. El episodio ocurrió alrededor de las 19.30 de ayer, cuando Miguel Angel Fernández, de 55 años, se disponía a cerrar su local "Neumafe" situado en avenida Alvarez Thomas 1151 y fue sorprendido por dos hombres armados. Los delincuentes amenazaron a Fernández, a su hijo Martín y a un empleado para que les entregaran la recaudación, al tiempo que los maniataron a todos. El empleado y el hijo de la víctima lograron zafar de sus ataduras y, a través de un sistema de alarma inalámbrica instalado en el local, llamaron a la policía que, cuando revisó el comercio, encontró en el baño el cadáver de Fernández y el arma homicida: una cuchilla de 25 centímetros de hoja. La hija La hija de la víctima, Laura Fernández, dijo a la prensa que no entiende por qué mataron a su padre, ya que en otras oportunidades fue víctima de asaltos y no sufrió consecuencias mayores. Según le contaron su hermano y el empleado, la chica explicó que cuando los delincuentes entraron, primero redujeron en la planta baja a su padre y a su hermano. "Cuando entraron, mi hermano lo primero que hizo es subir para darles toda la plata y ahí lo perdió de vista a mi papá", explicó. Los ladrones eran dos hombres de entre 25 y 30 años y estaban armados con un pistolón, un revólver y una pistola, según las fuentes. En la planta alta del local, uno de los delincuentes sorprendió a un empleado, de apellido Balbuena, que en ese momento se duchaba en el vestuario, donde le robó sus pertenencias -entre ellas la alianza y un reloj- y lo dejó maniatado con precintos plásticos, detallaron los voceros. 2 mil pesos Martín Fernández corrió la misma suerte y quedó atado, luego de ser golpeado y de que les abriera a los ladrones una pequeña caja fuerte donde había 2.000 pesos, precisaron las fuentes. Su hermana relató que el joven le dijo que los ladrones "estaban desesperados" y que a pesar de que les entregó todo el dinero que había, "lo golpearon y lo ataron igual". En cambio, el gomero que se quedó en la planta baja con el otro delincuente, fue arrastrado hasta el baño, donde le cortaron el cuello con una cuchilla de 25 centímetros de hoja que utilizaba para su trabajo y que fue secuestrada por la policía. Tras cometer el crimen, los asaltantes escaparon del lugar con el dinero, teléfonos celulares, relojes y otros objetos. La hija del gomero asesinado relató que el empleado Balbuena logró "zafar de las ataduras", escuchó los gritos de su hermano, lo desató, bajaron y salieron a la calle, donde no encontraron a Fernández, pero sí su auto y llamaron a la policía con la alarma instalada en el local. Degollado Personal de la comisaría 37 acudió al lugar y encontró al gomero muerto en el baño. El hijo de la víctima debió ser asistido por una psicóloga de la policía, ya que sufrió un ataque de nervios, al igual que su hermana y su madre y esposa del gomero, que llegaron momentos después al comercio. "En un momento pensé, capaz que lo ataron, lo amordazaron y está encerrado en el baño, pero jamás me imaginé que lo iban a matar", dijo la hija de Fernández. "No se sabe cómo fue. Hay dos posibilidades: o mi papá se resistió por algún motivo, o (los delincuentes) estaban 'dados vuelta'" (alcoholizados o drogados), estimó la chica. Sin embargo, recordó que su padre "tuvo otros robos y jamás se resistió. Quizás se puso nervioso y reaccionaron así, o se ensañaron con él". En el lugar del crimen trabajaron peritos de la Policía Cientifíca, en busca de rastros y otras huellas que pudieron haber dejado los delincuentes. Un jefe policial que trabaja en la pesquisa aseguró a Télam por la saña con la que actuaron los delincuentes "es aventurado aún pensar en un robo y nada más". "Estaba atado, vendado y sentado en una silla, no tuvo posibilidad de resistirse, por lo que resulta extraño que lo hayan asesinado de esa forma", agregó la fuente. Sospechas Los investigadores trabajan para averiguar si Fernández había realizado o estaba por concretar alguna operación financiera que pudiera ser conocida por los ladrones. Sin embargo, el mismo jefe policial aseguró que "resulta raro pensar en un ajuste o un pasional, cuando los autores entraron a cara descubierta y se mostraron frente a dos testigos". Esta tarde, la policía confeccionaba los identikits de los sospechosos en base al dictado de rostro que pudiera hacer el empleado, ya que el hijo de la víctima continuaba con una crisis nerviosa. El caso es investigado por detectives de la comisaría 37, de la División Homicidios y por el fiscal Carlos Velarde y la jueza Susana Castañera de Emiliozzi, ambos del fuero Criminal de Instrucción de la Capital Federal. Télam




