Una enferma española de 51 años que padecía distrofia muscular progresiva, que a principios de marzo había obtenido la autorización para que le retirasen el respirador que la mantenía con vida, falleció anoche en Granada, anunció el gobierno andaluz.
Inmaculada Echevarría, que desde hacía 10 años estaba postrada en la cama y estaba atada a un respirador artificial,, a donde había sido trasladada horas antes desde el hospital San Rafael, gestionado por una orden religiosa que lo pidió expresamente.
La delegación provincial de Salud informó que la paciente fue desconectada de la unidad de ventilación mecánica que la mantenía “artificialmente con vida” y que “la muerte se produjo como consecuencia de la enfermedad que padecía”.
El deseo de Echevarría de ser desconectada del respirador, lo que acarrearía su muerte, había reavivado en España el debate sobre la eutanasia, rechazada de plano por la Iglesia católica.
El gobierno socialista nunca consideró legislar sobre la eutanasia, que no está admitida en este país.
La Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), a la que Echevarría se dirigió en octubre pasado para obtener su apoyo, aseguró que “la desconexión de un respirador no puede ser considerada en ningún caso una eutanasia, sino la renuncia a un tratamiento o la limitación del esfuerzo terapéutico, derechos reconocidos en la ley para todos los ciudadanos”.
Llevaba 10 años postrada
Enferma española obtuvo derecho a morir
Inmaculada Echevarría falleció a las 21 en el hospital público de San Juan de Dios en Granada. El deseo de Echevarría de ser desconectada del respirador reavivó el debate sobre la eutanasia.
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