Para tener un panorama cabal de lo que tuvo que atravesar la víctima durante los días que duró el cautiverio, se extractan de la sentencia dos pasajes de su declaración durante la etapa de Instrucción:
La chica contó que: “el día lunes me levanté temprano, trate de encontrar los celulares y no los encontré, lo levanté a Gustavo y le dije que me llevara a mi casa, que yo no iba a trabajar en la wiskería teniendo relaciones sexuales con hombres.... se enojó y me encerró en la pieza y me dijo ‘cuando se pase la locura, te abro’. A cada rato me golpeaba y me preguntaba si estaba bien, sin necesitaba algo, en una de esas le dije que me abra que el nene tenía hambre. Salgo de la pieza y mientras él se fue al baño yo intenté escapar por la puerta del frente y por las ventanas y estaban todas cerradas y no puede abrirlas”, señalando luego que el llamado Ojeda la amenazaba que si escuchaba el ruido de la puerta metería a su hijo en el lavarropas.
Además relató los sometimientos: “me llevó por la parte de atrás y me metió en la primer pieza y me dijo que me cambiara, que lo iba a tener que hacer sí o sí, porque necesitaba la plata, ahí me pegó una cachetada y además me esposó al respaldar de la cama, ya que en todas la piezas hay un par... Paco salió e hizo entra a un hombre y éste me hizo señas y me sacó la ropa y con ese tuve relaciones, le contaban los minutos porque son diez, después del primero ingresaron seis más. Eran todos extranjeros. Yo no sé cuanto le pagaban a Paco, a mí no me dieron nada, después del primero ingresaron seis más. Eran Todos extranjeros”. Agregó luego que esto ocurrió un miércoles, y el día viernes y sábado posterior, señalando que la obligó a atender nueve clientes el primero de los días y otros cinco el día sábado.




