Familiares y amigos del joven de 18 años, Gustavo Di Terlizzi, marcharon el lunes por la tarde a la Jefatura de Policía para pedir por su pronta aparición, y para conocer cuáles son las tareas que realiza la fuerza para dar con su paradero.
Gustavo salió a bailar el sábado 3 de marzo junto a su primo y amigos, a una céntrica bailanta de la ciudad. Antes de que amaneciera acompañó a su primo al barrio Santa Rosa de Lima, desde donde se tomó un colectivo urbano de la Línea 18, que lo debería haber dejado en la esquina de Gorriti y Peñaloza, cerca de su casa.
Entrado el domingo Gustavo seguía sin aparecer, y a medida que avanzaban las horas su familia comenzó a preocuparse. Amigos, parientes y conocidos fueron consultados para saber dónde estaba, pero el único que pudo aportar datos fue el primo, que lo había acompañado hasta la parada del colectivos.
Así las cosas, su padre, Rodolfo Rudo Di Terlizzi, hizo un pedido de paradero en Seguridad Personal de la policía, división en la que trabaja dado que es numerario de la fuerza, y desde entonces espera azorado la aparición del muchacho.
La llamada
Como si fuera poco, a los tres días de búsqueda infructuosa, Rodolfo, el papá, recibió una llamada telefónica a cobrar al celular que no hizo más que desesperarlo y comenzar a temer por la vida del chico.
Habían pasado apenas cinco minutos del miércoles 7, cuando sonó el teléfono móvil del policía, que al acercar el auricular a su oreja oyó una voz de varón que le dijo: “Viste hijo de puta que feo es estar lejos de un familiar querido”.
Lanzada la frase, el autor de la llamada colgó el teléfono y no volvió a comunicarse para proferir otro mensaje amenazante.
Ese hecho fue denunciado por Di Terlizzi en la seccional 10ma de policía, pero hasta el día de hoy ni sus propios compañeros de trabajo parecen prestar atención a la desaparición de su hijo.
Consultado por los motivos, el hombre piensa que “puede ser algo personal”, aunque no descartó otras hipótesis. “Gustavo tenía una relación muy fluida” con todos, y “cuando no volvía mandaba un mensaje o avisaba”, contó el papá.
La madrugada del domingo el muchacho le envió un mensaje de texto a su novia para avisarle que se iba a bailar, pero desde entonces su celular está fuera de servicio o desconectado, por lo que no ingresan las llamadas.
La marcha
A ocho días de la desaparición unas 50 personas, entre familiares y amigos, se reunieron con pancartas, fotos y carteles, en la esquina de Aguado y Mendoza, para marchar hacia la Jefatura de Policía de la provincia, para pedir el pronto esclarecimiento del caso.
La concentración se hizo el lunes, alrededor de las cinco de la tarde y avanzó por calle Mendoza hasta llegar a la Plaza del Soldado, donde los manifestantes dieron vueltas a la manzana elevando sus consignas de aparición. Luego se dirigieron al edificio central de la policía para hablar con las autoridades.
Los familiares fueron atendidos a las 19.30, por el jefe de la Unidad Regional I, Juan Luis Hek, y el subjefe, Agustín Iedro. Y si bien no trascendieron pormenores de esa reunión, fuentes policiales indicaron que “está trabajando Seguridad Personal y se están realizando múltiples diligencias”. Además recibieron aportes de los amigos que reconstruyeron el último día.
La familia
El joven de 18 años es el más grande de seis hermanos. Tiene cinco hermanas mujeres de entre 2 y 16 años. Ahora el papá está preocupado porque no sabe si de tratarse de un acto intimidatorio, seguirán agrediendo al resto de sus hijas, por lo que desde el día de la llamada no las está enviando a la escuela.
La decisión fue trasmitida a la directora del colegio para buscar una pronta solución, hasta que aparezca Gustavo.
A más de una semana del hecho, Di Terlizzi pidió 20 días de licencia en la policía y está enteramente abocado a la búsqueda del muchacho.
El Litoral.com






