Por Julián Monzón Tal cual lo anticiparon los entrenadores, este partido iba a ser muy diferente al jugado el domingo próximo pasado en Ciudadela. Desde el mismo arranque del encuentro, ese pálpito quedó muy en claro. Porque los dirigidos por Martínez se plantaron muy bien en defensa. Loretán fue una estampilla sobre Bravo, Mauro Martínez, estuvo muy concentrado para no dejarse anticipar por Peralta Pino y como corolario, el esquema ofensivo fue mucho más atrevido que el planteado hace 6 días. Los primeros minutos fueron de mutuo estudio. Pero estaba muy en claro que el cervecero no se iba a dejar llevar por delante. Jullier y Botelli formaron la dupla de volantes ofensivos y los puntas Bagnaroli y Cenci fueron permanente preocupación para la última línea de Colón. Dado este planteo casi perfecto, el sabalero tenía una única forma de contrarrestar el esquema de su rival. Que aparezca alguna individualidad. A los 16, una genialidad de Peralta Pino, en una gran jugada individual, estampó la apertura del marcador. 'el mono', luego de sacarse tres hombres de encima, sometió a Merlo, sin dejarle chance alguna al guardameta. El golazo de la tarde puso un momento de incertidumbre. Más aún cuando un mal pique complicó al arquero celeste. Una jugada que casi terminó siendo el segundo de Colón. Por fortuna la reacción inmediata del número uno y el palo salvaron la segunda caída. Momentos más tarde, Peralta Pino casi marcó el segundo, pero su remate se fue apenas por encima del travesaño. Fue el peor momento del campeón. Un minuto más tarde todo volvería a ser equilibrado. Porque Botelli, al ejecutar un tiro libre, puso como con un guante la pelota en la cabeza de Cenci. El goleador no perdonó y puso el empate, que llenó de ilusión y entusiasmo a los casi 600 hinchas que coparon la tribuna cervecera. Fue la inyección anímica necesaria para volver a tomar las riendas del partido. Jullier volvió a ser la manija y fue creciendo paulatinamente el trabajo de Stanich y Spotti. El gran dolor de cabeza llegó con la infantil expulsión de Botelli. Pero supo arreglarselas para llegar al pitazo final del primer tiempo. Con gran personalidad En el complemento el que se mostró con algo de nerviosismo fue Colón. Apenas iniciado el segundo tiempo Colimedaglia, vió la roja y ambos quedaron con 10. A partir de allí, ya todo estaba equilibrado. El resultado y la cantidad de hombres en cancha. Lentamente Jullier comenzó a ser una pesadilla, se hizo dueño de la misma y supo como administrarla. Si bien el partido decayó en comparación con lo visto en la primera etapa, la incertidumbre del resultado tuvo a todos los presentes con gran expectativa. Con el correr de los minutos los hombres claves de Colón, jamás encontraron la solución. Peralta Pino perdió protagonismo por el simple hecho de que ya la pelota no le llegaba, Bravo perdía más de lo que ganaba en el duelo con Loretán y el resto de los volante se desdibujaba al no crear juego colectivo. Cenci en cada contragolpe dejaba sin chance alguna a Galli, además generaba el arrastre como mínimo a dos hombres y todo era dominio del sancarlino. Con el correr de los minutos, ambos equipos se fueron conformando con el resultado. 'Si no se puede ganar, mejor es no perder', esa fue la premisa con la que los protagonistas dejaron correr los minutos, esperando el pitazo final. Puntería perfecta Con el empate, todo quedó librado a la definición por penales. Muchos analistas de fútbol sostienen que es una lotería. Otros, sostenemos que además de la fortuna, se pone en juego varios factores de manera simultánea. Los nervios, el resto físico, la personalidad, son algunos de ellos. Los hombres de Colón no tuvieron efectividad. Dos de ellos (Ciucci y Bravo), ni siquiera pudieron apuntar al arco, ya que sus remates se fueron afuera. Hernández se vió en la obligación de tener que anotar para no quedar afuera y Merlo contuvo el disparo. No se puede hablar de lotería si en cuatro ejecuciones, no se marcan tres. Argentino estuvo sereno y certero, marcó los tres penales ejecutados y por eso se quedó con el título.




