Daniel Monticelli
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Tuve la inmensa fortuna de presenciar varias definiciones de campeonatos internacionales: Fórmula 1 en 2008, apasionante por donde se la mire entre Massa y Hamilton en Interlagos, San Pablo, donde en los últimos 400 metros prevaleció el británico.
O nacionales, donde me quedaron recuerdos imborrables. A) Uno porque había disparidad económica con equipos oficiales y muchos poderes políticos (deportivos, obvio), como lo fue el título del TC 2000 de la temporada 1987 en el autódromo de Buenos Aires. Allí había cuatro contendientes: Bessone (Ford), Juan María Traverso, “Cocho” López (ambos con cupé Fuego) y Silvio Héctor Oltra (también con cupé Renault Fuego).
Se fueron dando tantas incidencias en esa carrera, que el desaparecido Oltra terminó siendo el campeón, quien era el que menos chances tenía.
B) Emotivo para todos nosotros. Adrián Gustavo Hang, después de sufrir aquel terrible accidente en Monza —14 de abril de 1996—, donde perdió parte de sus miembros inferiores. El piloto de Franck, desafió todo lo que había por delante,s e repuso, volvió al automovilismo y se coronó campeón del Turismo Nacional. Fue en Oberá, Misiones, en el Turismo Nacional Clase 2 de la temporada 1999. Notable demostración de que cuando se quiere, se puede. Regionales y zonales, vi varios que marcaron un camino dentro de la disciplina.
Y ahora, a través de la televisión, nos aprestamos a observar quién será el campeón de la Fórmula 1. Vettel tiene el mejor auto, el mejor equipo, más victorias en el año (5), y las mayores chances matemáticas: 13 puntos a su favor. En contra, un par de ítems. La fiabilidad del Red Bull está en dudas y la ansiedad del piloto a veces le juega en contra, sobre todo si larga atrás (algo improbable, pero que está en el “maso”).
Alonso: El auto no es rápido —la F2012 está un escalón por debajo del Red Bull e incluso del McLaren—, la escudería Ferrari no está nunca tan “despierta” en boxes a la hora del recambio. A favor de “Nano”, el temple, valor, concentración, conducción y la frialdad que tiene en superar situaciones límites.
Conclusión. Está todo dado para que Vettel festeje, pero teniendo enfrente a un león como Alonso, hay que repetir un antiguo concepto: “deberemos aguardar a que se baje la bandera a cuadros para saber el veredicto final”.




