El ex gerenciador de Cromañón, Omar Chabán, fue acusado hoy de haber cometido estrago doloso seguido de muerte contra 194 personas y lesiones a otras 1.524 y de pagar coimas a la Policía para evitar controles en el local.
En su alegato ante el Tribunal Oral Criminal 24, el abogado José Iglesias sostuvo que como "empresario del rock" sabía los riesgos que la actividad implicaba y recordó que el propio Chabán se calificó como "un patriarca en la organización" de este tipo de eventos.
Iglesias explicó que Chabán incurrió en el delito de "estrago doloso" por conductas comisivas y omisivas. Las primeras son las siguientes:
- Desnaturalizar el objeto de la habilitación del local, es decir, realizar un recital en un lugar donde sólo se podía bailar.
- Ejercer la actividad en un lugar que se comunicaba con otro, en este caso con un hotel.
- Mantener elementos combustibles en el local: cables, goma espuma para amortizar el sonido, telones, banderas y media sombra a la que calificó como "uno de los agentes más nocivos en la sinergia de gases que emanó el techo".
"Si no hubiera estado, es muy probable que las placas del techo no se hubieran incendiado", remarcó y sobre ellas dijo que tal vez Chabán las compró creyendo que eran ignífugas, pero ese "fraude" quedó en evidencia en dos incendios anteriores.
- Consentir la venta de entradas en exceso de la capacidad autorizada: el local estaba habilitado para 1.031 personas y se comercializaron unas 3.500.
- Permitir el ingreso de menores de 18 años y la venta de alcohol
- Colocar vallados que obstaculizaron la salida: "Cromañón era un festival de obstáculos, había un kiosco, una isla de sonido, vallas por todos lados", recordó.
- Ordenar el cierre de las puertas: "Las puertas cine están impregnadas con las manos de los chicos", dijo Iglesias y aseguró que "la demora en la salida aceleró la muerte".
- Anular el funcionamiento de la central de prevención de incendios: el abogado explicó que si esto hubiera funcionado, los extractores de aire hubieran arrancado en reversa y aspirado el humo que mató a la mayoría de los asistentes y que el vibrador de la alarma estaba anulado con un "chicle".
Las conductas omisivas que se le endilgaron fueron las siguientes:
- No disponer la apertura de la puerta alternativa cuando la capacidad de gente estaba triplicada ni colocar el mecanismo activador de la misma.
- No señalizar las salidas en pisos y paredes: "Estaban confusamente indicadas y hay víctimas que fueron al lugar equivocado y murieron", dijo Iglesias.
- No mantener en funcionamiento los hidrantes y los matafuegos y tener estos últimos vencidos.
- No capacitar al personal para la evacuación y extinción.
- No renovar el certificado de bomberos, que estaba vencido desde el 24 de noviembre de 2004, es decir más de un mes antes de la tragedia.
- No impedir el ingreso de pirotecnia: "Chabán dijo que esa noche se hizo el control más severo de la historia del rock, pero los hechos lo desmienten porque a los pocos minutos se estaba tirando pirotecnia", recordó Iglesias, quien lo acusó de no haber cortado el sonido y secuestrar las bengalas.
- No construir una salida independiente en el entrepiso: El abogado recordó que "lamentablemente" uno de los que estaba ahí era su hijo Pedro.
- No haber hecho peritajes tras los incendios anteriores, del 1 de mayo y 25 de diciembre de 2004.
- No contar con iluminación de emergencia y detectores de humo que funcionaran.
- No detener el recital: "La advertencia de Chabán fue seria, pensaba en lo que iba a ocurrir, pero no lo detuvo".
- No dirigir la evacuación de los asistentes, pese a que él sabía dónde estaban las puertas abiertas.
Télam






