Por Ana María Echeverría (AFP) - [email protected]
Los líderes del G20 adoptaron el jueves en Londres un ambicioso plan que inyecta un billón de dólares a la colapsada economía mundial y regula los paraísos fiscales, imponiendo también restricciones a los salarios y bonificaciones de los banqueros.
El G20 acordó un “conjunto sin precedentes” de “medidas atrevidas” contra la recesión, que constituyen un “giro histórico”, declaró el presidente estadounidense, Barack Obama, tras el cierre de la cumbre para combatir la recesión, que ha creado millones de desocupados en el mundo.
Según el acuerdo del G20, el billón de dólares será inyectado a la economía mundial a través del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras instituciones multilaterales, anunció el primer ministro británico, Gordon Brown, anfitrión de la cumbre más importante de las últimas décadas.
De aquí a fines de 2010, el G20 habrá inyectado, con los planes de estímulo fiscal en curso, un total de cinco billones de dólares para apuntalar la economía, agregó Brown, afirmando que esa suma “no tiene precedentes en la historia”.
El G20 aportará 500.000 millones de dólares de fondos suplementarios al FMI, triplicando su capital, 250.000 millones de dólares para financiar el comercio internacional, y 250.000 millones de dólares para una facilidad de giro del FMI destinada a ayudar a sus países miembro, explicó Brown.
También aprobó 100.000 millones de dólares para los bancos de desarrollo que prestan a los países más pobres.
El acuerdo del G20 prevé, asimismo, que el FMI venda su oro -evaluado en 6.000 millones de dólares- para ayudar a los países pobres, anunció el primer ministro británico, quien aseguró que todas las medidas incluidas en este “histórico” acuerdo permitirán crear millones de empleos en el mundo.
El director general del FMI, Dominique Strauss-Kahn, consideró que los anuncios realizados por la cumbre del G20 representan “el mayor plan conjunto de reactivación jamás anunciado”.
Nuevo orden
“Un nuevo orden internacional está emergiendo” declaró, optimista, el jefe del Gobierno británico, al resumir los alcances de la reunión de los líderes de las economías industrializadas y las principales potencias emergentes, entre ellas Brasil, México y Argentina.
“El consenso de Washington acabó”, se congratuló, con referencia a los principios neoliberales que rigieron la economía mundial en los años ’90.
En una tentativa de legitimar al FMI, desprestigiado por esas políticas que, según muchos de sus críticos, condujeron a la hecatombe actual, el G20 decidió que, en adelante, los directores de esa institución y del Banco Mundial serán designados por sus méritos y ya no por el acuerdo tácito que atribuía la jefatura del primero a un europeo y la del segundo a un estadounidense.
Como reclamaba la mayoría de la opinión pública mundial, el G20 se pronunció en favor de imponer restricciones a las jugosas primas recibidas por los banqueros, que no serán en adelante premiados por tomar riesgos a corto plazo, recalcó Brown.
El comunicado final de la cumbre acordó limitar esas bonificaciones, al día siguiente de que las calles de Londres fueran escenario de violentas protestas contra los banqueros, que dejaron más de 80 arrestos y un hombre muerto por causas aún desconocidas.
En dicho texto, el G20 hizo referencia a los fondos solicitados por México al FMI: “Apoyamos la decisión de México de buscar un acuerdo de la Línea de Crédito Flexible”, dijo el comunicado, refiriéndose al pedido que hizo el país de financiamiento por 47.000 millones, para blindar su economía.
Una tercera cumbre del G20 tendrá lugar tras la próxima Asamblea General de Naciones Unidas, en septiembre próximo, en Nueva York, anunció el presidente francés.
El acuerdo logrado por la cumbre del G20 fue saludado por las bolsas de Europa y América, que se dispararon después de que Gordon Brown anunciara los puntos principales del plan para estimular la economía mundial.
Fuente: AFP/EFE




