El partido bonaerense de General Villegas, escenario del secuestro y muerte del productor agropecuario Francisco White, sufrió una conmoción similar hace 15 años al descubrirse un séxtuple crimen rural conocido como la "Masacre de La Payanca", aún impune y por el que se realizaron más de 130 marchas de silencio.
Los primeros días de mayo de 1992 la policía local halló, en la estancia "La Payanca", a pocos kilómetros del casco urbano de Villegas, los cadáveres de la dueña, María Ester Etcherritegui; 52 de su hijo José Luis, 25 y de un linyera conocido como "Francisco".
Al día siguiente, junto a una tranquera de la finca, se encontraron los cuerpos de Alfonso Forte, de 49 años, concubino de Etcherritegui, y de los peones Javier Gallo y Hugo Reid, ambos de 22.
Las víctimas presentaban varios impactos de bala y sus rostros estaban desfigurados a golpes efectuados con objetos contundentes.
Meses después, un grupo operativo que trabajaba bajo órdenes del comisario Mario Rodríguez y su jefe de operaciones Osvaldo Seisdedos anunció el esclarecimiento del hecho al detener a cuatro hombres, que meses después fueron liberados por orden de la Cámara de Apelaciones de Junín tras desestimar las pruebas en su contra.
Además, los abogados defensores denunciaron que, mientras estuvieron detenidos, los cuatro imputados fueron torturados por los policías para que se autoincriminaran.
La teoría que desde el principio manejó la policía era que los detenidos suponían que en la estancia "La Payanca" había 50 mil pesos, por lo que decidieron torturar hasta matar a sus ocupantes para que dijeran dónde estaba el dinero.
Tras más de 130 marchas de silencio en reclamo del esclarecimiento, hace tres años el juez de Garantías de Trenque Lauquen Roberto Rubio no descartó la posible participación de policías en el hecho y reabrió una investigación hasta hoy sin resultados.
Télam




