El 26 de abril de 1986, a la 1 hora, 23 minutos, y 44 segundos, el reactor número 4 explotó por los aires y liberó durante los diez días subsiguientes, una enorme cantidad de radiación. Con la ayuda de los vientos, que hasta finales de abril cambiaron bruscamente su dirección de norte y noroeste, a sur y suroeste, se diseminó la contaminación cientos y hasta miles de kilómetros a la redonda, afectando a nivel local y regional. Las consecuencias de la catástrofe se pudieron apreciar en las estadísticas de los informes oficiales: 130 mil personas evacuadas durante los primeros diez días a partir del accidente; 200 mil muertos en Bielorrusia, Rusia y Ucrania; 40 por ciento más de cánceres sólo en Bielorrusia. Por su parte, los daños económicos fueron millonarios, entre gastos en salud, traslado de personas, construcción del sarcófago protector del reactor, contaminación de los suelos, y un sinfín de otras erogaciones. Fuente: Télam




