La Justicia confirmó hoy que los restos óseos encontrados el pasado 2 de julio en un descampado de la ciudad de Río Cuarto corresponden a un nene que desapareció hace 17 años mientras jugaba cerca de la casa que habitaba en un barrio de ese centro urbano del sur cordobés.
Se trata de Alejandro Flores, quien tenía 5 años cuando desapareció el 16 de marzo de 1991.
El análisis de ADN que, por expresa indicación del fiscal de Instrucción Javier Di Santo, realizó el ente estatal Ceprocor, confirmó que el esqueleto encontrado por un vecino en un terreno baldío aledaño a un club, cerca del colegio San Ignacio de barrio Calasanz, pertenece al nene cuyos padres dicen estar convencidos que murió atropellado por un patrullero.
Los resultados del estudio genético fueron revelados hoy a la prensa por Enrique Zabala y Julián Oberti, abogados que asesoran a los padres del pequeño, Rosa Arias y Víctor Flores.
Ambos sostienen que la tragedia ocurrió durante una tormenta que se desató la tarde del 16 de marzo de 1991, cuando el chico se asustó y corrió rumbo a su casa, pero fue embestido por un móvil policial cuyos ocupantes, al comprobar la muerte del chico, ocultaron su cuerpo en el predio donde finalmente fue hallado.
‘Durante 17 años supliqué que si alguien sabía, se pusiera la mano en el corazón y nos lo dijeran, que nos dieran sus huesos, pero no nos tuvieron piedad‘, dijo la mamá del chiquito.
El esqueleto fue encontrado por un vecino que recorría predios aledaños al club AATRAC, ubicado en el cruce de las calles 11 de Noviembre y Dinkeldín, en busca de los elementos que varios delincuentes le habían robado la noche anterior.
Según fuentes judiciales, los restos serían entregados en las próximas horas a su familia, que ya tendría decidido sepultarlos en el cementerio Parque Perpetual de Río Cuarto.-
Télam




