Iban 26 minutos del primer tiempo cuando estalló una bomba de estruendo en la tribuna de Unión, detrás del arco de La Bomba, que era defendido por el 1 de Vélez, Barovero; algo totalmente repudiable, ya que todo era una fiesta y no hacía falta detonar esa pirotécnia durante el partido.
La bomba estalló a más de 20 metros de distancia de donde estaba Barovero, pero el arquero visitante se tiró al piso simulando aturdimiento. Entonces el árbitro Saul Laverni detuvo el juego y advirtió a la hinchada que si hacía explotar otra bomba suspendía el partido. Y Barovero se ganó el "cariñoso" saludo de los hinchas tatengues que le recordaron a su madre.







