La ciudadela incaica de Machu Picchu, la mayor joya arqueológica de Perú, fue descubierta por un aventurero alemán en 1867, 44 años antes que el arqueólogo estadounidense Hiram Bingham la diera a conocer al mundo, revelaron este miércoles a la AFP investigadores sobre este tema.
El hallazgo lo hizo Augusto Berns, que era un buscador de oro y un empresario maderero, dijo el historiador peruano Carlos Carcelén quien realizó su investigación junto con el cartógrafo estadounidense Paolo Greer, el arqueólogo francés Alain Gioda y el historiador británico Alex Chepstow-Lusty.
Este equipo realizó investigaciones en archivos de Perú y de España que cuestionan la versión de que Machu Picchu fue descubierta en 1911 por Bingham.
‘‘Hemos demostrado que Berns y sus socios extrajeron el oro de los restos arqueológicos de Machu Picchu utilizando una empresa que obtuvo una concesión minera para explotar madera y oro en la zona donde se encuentra la ciudadela’’, dijo Carcelén.
‘‘Lamentablemente comprobamos que hubo un gran saqueo de objetos de oro que luego fueron vendidos a museos y universidades europeas’’, explicó.
‘‘Fue el descubrimiento de un mapa alemán del siglo XIX en los archivos de la Biblioteca Nacional de Lima’’ por el cartógrafo Paolo Greer que puso a los investigadores sobre la pista, explicó a la AFP Alan Gioda historiador del Instituto para la Investigación y el Desarrollo (IRD, por sus siglas en francés).
Berns sería entonces el verdadero descubridor de la ciudadela indígena que los conquistadores españoles nunca encontraron.
‘‘Es mi íntima convicción y en este punto asumo el riesgo’’ por esa afirmación, dijo Gioda, explicando que los investigadores poseen un manojo de pruebas: documentos que evidencian la explotación de la mina, el mapa, la concesión e inclusive una frase de Bingham, que expresa la posibilidad de que un explorador se adelantara.
Berns encontró su lugar de explotación e instaló un aserradero en la selva al sudeste de Cusco, instalándose en Aguas Calientes, poblado al pie de la montaña donde se ubica Machu Picchu.
Los investigadores están tratando de determinar la cantidad de piezas arqueológicas saqueadas por Berns, y están tras la pista de una serie de individuos que comerciaron el oro y otros bienes en Europa.
Carcelén notó que, misteriosamente, en el Viejo Continente comenzaron a surgir a fines del siglo XIX colecciones en muchos museos y universidades con objetos procedentes de Perú.
Sin embargo, no hay registros de expediciones arqueológicas ni antropológicas en esa época a Perú, aseveró, señalando que fue a partir de la llegada de los objetos saqueados, que las universidades alemanas comenzaon a enviar expediciones.
Actualmente se siguen negociando los objetos de Machu Picchu que extrajo Berns. ‘‘Por eso la idea de divulgar esta información en medios europeos es para evitar que se siga con esto”, dijo.
Para poderse llevar las piezas arqueológicas Berns contó con la anuencia del presidente de la época, José Balta, quien se mostró muy colaborador con el alemán, según Carcelén.
AFP








