México condena el muro de EE.UU.

Este plan "va totalmente en contra de una nación que se precia de ser abierta" y que ha luchado por derribar otros muros, como el de Berlín, dijo Vicente Fox horas después de que George W. Bush promulgara la ley que autoriza la construcción de una doble valla en varios tramos de la frontera de EE.UU. con México. Fox trabajó sin éxito todo su sexenio, que concluye el 30 de noviembre, por lograr un acuerdo migratorio con EE.UU. para regularizar la situación de 5 millones de mexicanos que viven indocumentados en ese país y permitir una emigración ordenada. Cada año 400.000 mexicanos indocumentados cruzan la frontera en busca de trabajo en EE.UU. La colocación en años anteriores de muros en algunos puntos ha obligado a que los emigrantes busquen zonas apartadas y peligrosas, como el desierto de Arizona, donde se calcula que cada año mueren unas 500 personas. Fox advirtió que "si ésta fue una decisión con sentido electoral, pues en el pecado llevará la penitencia", en alusión a los comicios legislativos estadounidenses de noviembre. "Fue una decisión sin visión de futuro, pues por igual habrá de afectar tanto a su sociedad como nos afecta a nosotros", agregó el gobernante, para quien resulta "inútil" el plan, y prometió "seguir defendiendo" los derechos de los emigrantes mexicanos en EE.UU. Relación dañada La Cancillería mexicana emitió un comunicado en el que afirmó que la decisión de EE.UU. "lastima la relación bilateral en su conjunto". La decisión "tiene repercusiones en asuntos de seguridad interna y en las relaciones con los países de Centroamérica", agregó la Cancillería, que consideró "lamentable que en el debate sobre el fenómeno migratorio en EE.UU. se haya impuesto, hasta ahora, un enfoque parcial como una supuesta solución a este tema". El presidente electo de México, Felipe Calderón, quien asumirá el cargo el 1° de diciembre, comparó esta valla con el muro de Berlín. Desde Ottawa, Calderón calificó la firma de la ley como una "decisión deplorable" que no soluciona la inmigración ilegal. Es, además, una medida "inútil" que "va a costar caro, muy caro" a los contribuyentes estadounidenses, agregó Calderón, quien realiza una gira por Canadá para estrechar las relaciones con este país. "La humanidad cometió un error en Berlín. Y Estados Unidos comete el mismo gran error al erigir un muro entre nuestros dos países", observó Calderón. Por su parte, el embajador estadounidense en México, Antonio Garza, justificó el proyecto y dijo que en la frontera común "las vidas diarias de mexicanos y estadounidenses se han cruzado pacíficamente durante siglos, pero los tiempos han cambiado" y esa región compartida "ya no es segura". "Ahora se ha convertido en un campo para los desmanes de narcotraficantes y de `coyotes' (traficantes de indocumentados) que traen a migrantes a los Estados Unidos de manera ilegal", añadió en un comunicado. Por eso, según el diplomático, es necesario "hacer más para recuperar" el área "de esos criminales y recrear el modo de vida" que existió en el pasado. El presidente de Cámara de Diputados, Jorge Zermeño, del oficialista Partido Acción Nacional (PAN), rechazó también el plan de Washington y dijo que "no resuelve el problema" y "es dinero mal utilizado por Estados Unidos". La oposición y los detractores de Fox en México consideran que el mandatario no ha hecho lo suficiente para evitar esa medida. "Mexifobia" La escritora méxico-estadounidense Sandra Cisneros dijo hoy en la capital mexicana que el muro muestra la "mexifobia" y el racismo que existe en ese país. "En Estados Unidos hay un enorme racismo, de manera similar a Alemania en los años treinta y (como si) nosotros fuéramos los judíos", aseguró la escritora a la prensa mexicana. Explicó que "los inmigrantes asustan a EE.UU. y por eso están buscando una manera para justificar el rechazo del mexicano, por eso estamos viviendo una `mexifobia' feísima". La escritora, quien tenía 10 años sin visitar México, dijo que "esa mugre del muro no va a parar nada, es sólo para distraer a la gente del fracaso de Irak", añadió. Inmigración, terrorismo y muros La caída del muro de Berlín, símbolo para marcar el fin de una era, no significó como se creía la desaparición de esas enormes moles de concreto en las fronteras: nuevos temores en tiempo de guerra antiterrorista y problemas migratorios reinstalan hoy murallas o llaman a levantarlas en distintos puntos del mundo. Muros y murallas fueron construidos desde antaño para protegerse de todo tipo de invasiones y defenderse de enemigos. La Gran Muralla de China, levantada para proteger la frontera norte de China de ataques de tribus nómades procedentes de las estepas de Asia Central, tiene una extensión de unos 6.000 kilómetros, desde Corea hasta el desierto de Gobi. Con una longitud diez veces menor, pero con similares objetivos, Israel lleva adelante la construcción de un muro en Cisjordania, invocando el peligro de atentados suicidas palestinos. La construcción pretende extenderse por 600 km. También por seguridad, en medio de un conflicto interreligioso, en Belfast, Irlanda del Norte, una empalizada construida con hormigón, metal y alambrada en los años 1970 separa a católicos de protestantes. En los mismos territorios de Gran Bretaña, el imperio romano construyó entre los años 122 y 127 después de Cristo el Muro de Adriano, con el cual intentó protegerse de los llamados bárbaros a lo largo de un centenar de kilómetros, desde el mar de Irlanda al Mar del Norte. Menos eficaz, en cambio, fue en Francia la construcción de la llamada Línea Maginot. La fortificación, que se levantó en los años 1930 en la frontera noreste francesa para proteger el país de una invasión alemana, dejaba desamparada la frontera belga y, de hecho, el ejército alemán simplemente esquivó el obstáculo en mayo de 1940. Frente a la enemiga línea Maginot, entre 1936 y 1940, los alemanes construyeron una estructura fortificada, la línea Sigfrido, que aguantó en pie hasta principios de 1945. En la conflictiva frontera con Irak, Arabia Saudita pretende instalar un muro que permita un mayor control al tránsito de personas. Mientras muros y vallas encienden debates en varios países, en agosto Alemania conmemoró los 45 años de la construcción del mítico Muro de Berlín, que durante 28 años dividió en dos la capital alemana. Se erigió en agosto de 1961 y separaba como un tabique la Alemania comunista y la occidental. El muro, compuesto en un primer momento por 12 km de placas de hormigón y 137 km de alambrada de espino, cortaba en dos la calle Bernauerstrasse, y se duplicó con el paso de los años. Cayó el 9 de noviembre de 1989, cuando el mundo imaginaba un futuro de fronteras abiertas que no fue tal. Alimenta la violencia Los muros fronterizos, como el que EE.UU. pretende construir en su frontera con México, son un reflejo del miedo de los pueblos y una forma de hacer geografía que fomenta en primer lugar la violencia, afirmó el geopolítico francés Yves Lacoste. Ex profesor universitario y director de la revista Herodote, Lacoste, de 77 años, es autor de numerosos libros sobre geografía y desarrollo y está considerado en Francia el gran refundador de la geopolítica. - ¿Por qué se ha puesto de moda en el mundo construir muros o alambradas de seguridad? - En primer lugar, hay que hacer una diferencia entre las razones que provocan la construcción de muros. En el caso de la barrera entre EE.UU. y México, se debe a razones económicas y sociales. Si nos fijamos en el que Israel edifica o en el levantado antaño en Alemania, las razones son de orden político. Es un punto fundamental. - ¿Puede un muro o una barrera solucionar un problema entre dos pueblos? - Por supuesto que no es una solución a los problemas. En el caso de México, la clave está en el desarrollo económico y social de este país, que avanza a un ritmo más lento que el crecimiento demográfico. EE.UU. necesita la mano de obra mexicana para trabajos mal pagados, pero Washington argumenta ahora que el desempleo aumentará con la llegada masiva de ilegales o que el español será la lengua principal. Es discutible. En el caso de Israel se trata de proteger a los ciudadanos contra atentados terroristas. El miedo, el miedo y otra vez el miedo. La pregunta es ¿qué nos asusta más, un muro o el terrorismo? Para mí, está claro que la solución al problema israelo-palestino no nacerá en una pared de cemento, que fomenta la frustración y la desesperación de un pueblo, sino que vendrá tal vez gracias a la realización un gran proyecto de canalización de agua a través de represas de Turquía que serviría agua a todo Medio Oriente. - En un mundo globalizado, ¿edificar muros no es ir contracorriente? - No nos engañemos. La globalización nunca sirvió para que los pueblos se entiendan mejor entre ellos, sino para mundializar capitales y negocios. El resto sería pedir demasiado. EFE-AFP-Télam-Diario El Mundo