Más de dos millones de peregrinos se congregaron en el monte Arafat en una jornada de recogimiento, principal ritual del Hajj o peregrinaje anual a La Meca, una ceremonia considerada de alto riesgo que se desarrolló sin incidentes. Los musulmanes de todo el planeta realizaban el rito de la peregrinación o Hajj en la ciudad sagrada saudita de La Meca, que hoy llegó a su clímax en el monte Arafat. Un total de 1.654.407 peregrinos de 187 nacionalidades llegó desde el exterior del reino, de los cuales el 55 % eran hombres, dijo una fuente gubernamental. Previamente, todos ellos habían dado siete vueltas alrededor de la Kaaba, un edificio cúbico construido por Abraham, según la tradición islámica, hacia donde los musulmanes de todo el mundo dirigen sus cinco plegarias diarias. Los hombres, vestidos con una túnica de dos piezas blanca sin coser, que según la tradición les servirá de mortaja, y las mujeres, enteramente cubiertas a excepción del rostro y las manos, repetían incansablemente a coro la fórmula ritual. ``Aquí estoy respondiendo a tu llamado, Señor, aquí estoy. Tú no tienes socios, a ti las alabanzas, a ti los favores y la realeza sólo te pertenece a ti'', coreaba la multitud, con diferentes acentos, en la planicie rodeada de colinas. Miles de policías fueron desplegados a lo largo de las rutas y al pie del Monte Arafat. Es en este lugar, también llamado Jebal Ar Rahma (Monte de la Misericordia), donde el profeta Mahoma dio su último sermón hace más de 14 siglos. Los fieles más entusiastas treparon los 110 escalones de esta colina rocosa de unos 300 metros de altura, donde el profeta Mahoma se habría postrado. El Wuquf, como se denomina esta jornada en el monte Arafat, simboliza la espera de los hombres ante el día del juicio final. ``Vinimos a pedir a Dios que haga triunfar el Islam y los musulmanes'', dijo Abdel Alim Mahmud, un fiel egipcio de unos 40 años. Menos reivindicativo, el paquistaní Chir Omar, de 38 años, vino a ``rezar por la paz en el mundo (...), sobre todo en el mundo musulmán''. El afgano Wali Mohamed, de 35 años, deseó a la vez ``la fuerza del Islam y la paz en el mundo''. Plegaria colectiva En mitad de la jornada, los fieles participaron en una plegaria colectiva en la mezquita de Namera, construida sobre el sitio donde el profeta Mahoma rezó al efectuar el peregrinaje. Los peregrinos pasarán el resto del día orando e implorando el perdón de Dios. Al atardecer, los fieles comenzarán a dirigirse hacia el valle de Muzdalifah, a unos kilómetros del Monte Arafat, para pasar allí la noche, antes de regresar mañana a la mañana a Mina para el último y más peligroso ritual del Hajj: la lapidación de tres estelas que simbolizan a Satán, y escenario de avalanchas en el pasado. En el 2005, una de estas avalanchas dejó 350 muertos. Las autoridades saudíes han construido este año una nueva red de carreteras y puentes para facilitar el viaje de los millones de peregrinos a pie y en vehículos desde La Meca, donde se encuentra la Kaaba, hasta la vecina Mina. Además, han sido establecidos decenas de hospitales móviles en Mina y puestos en alerta los existentes para ayudar a los peregrinos. AFP-EFE




