La Municipalidad decidió reforzar los operativos de control de tránsito para la noche del 31 y la madrugada del nuevo año. Con el reciente antecedente de los controles llevados adelante en Navidad -hubo sólo dos casos de alcoholemia sobre 350 chequeos-, desde la Secretaría de Control se informó que habrá más personal afectado y se incrementará el número de puestos.
“Vamos a tener aproximadamente unos 150 agentes afectados a los distintos controles de alcoholemia, y la totalidad del personal de la Secretaría estará en guardia pasiva, pendiente a un posible llamado para salir a la calle”, anticipó el subsecretario de Control, Marcelo Toniollo. “Es similar a lo que hicimos en Navidad, donde estaba afectado todo el personal de inspección de la Secretaría, con teléfonos abiertos aquellos que no estaban activos y en caso de ser necesarios se los convoca”, comentó.
El funcionario también anticipó que en los controles por la llegada de Año Nuevo “todos los puestos van a ser móviles. La gente ha podido visualizar cuál es el mecanismo de trabajo: se están haciendo en estos momentos 9 ó 10 controles diarios, más los refuerzos de los que se llaman operativos. Yo siempre hago la distinción entre los que son los operativos y los que son los diagramas de trabajo. Se diagraman como trabajo distintos puntos de controles fijos a lo largo de la ciudad. Están una hora, una hora y media en una esquina y después se corren unas 4 ó 5 cuadras según la necesidad del movimiento donde se encuentran parados. Lo mismo pasa con los controles de alcoholemia: vamos a hacer los controles con 5 equipos, en 5 puntos simultáneos de la ciudad y sucesivamente los vamos a ir trasladando de lugar”, detalló.
Alcoholemia
En nuestro país, el límite de alcohol en sangre que un individuo puede tener para poder conducir está establecido en 0,50 gramos por litro, una medida que -en líneas generales- equivale a una copa de vino o dos vasos de cerveza.
El control de alcoholemia consiste en solicitar al conductor que sople en una pipeta previamente esterilizada, que es retirada de su envoltorio en presencia de la persona a testear. Esa pipeta se coloca en el alcoholímetro, y se le hace soplar con fuerza por tres segundos. Ese procedimiento realizado en el alcoholímetro arroja un resultado que, sumado a un examen de las conjuntivas, de la dicción, expresión y coordinación de la persona, indica con precisión si está en condiciones de seguir manejando o no.
Diferentes estudios han comprobado que quienes toman alcohol tardan más en reaccionar ante un imprevisto y son más imprecisos a la hora de maniobrar. Esta conducta se debe a que los sentidos sufren una alteración en la percepción de las distancias y los tiempos.




