El español Rafael Nadal se impuso en cuatro sets al suizo Roger Federer en el esperado duelo entre los dos mejores tenistas del planeta y de esa forma logró su segundo título seguido de Roland Garros, en igual cantidad de presentaciones y estiró su racha de victorias consecutivas en polvo de ladrillo a 60. Tal como lo deseaban los organizadores el mejor del mundo y el número 2, Federer y Nadal, respectivamente, llegaron a la final y como en las recientes finales de Doha, Montecarlo y Roma, el mallorquín se impuso, esta vez por 1-6, 6-1, 6-4 y 7-6 (4) en 3 horas 02 minutos, propinándole al suizo su cuarta derrota de 2006. En el polvo de ladrillo parisino, Nadal dejó en claro que es por lejos el mejor del mundo en la superficie y que no por nada mantiene una racha histórica de 60 victorias seguidas (en París batió el record de Guillermo Vilas de 53). A los 20 años, el mallorquín se convierte en el primer jugador en repetir el título y parece dispuesto a marcar una época en la superficie y en el Abierto de Francia como lo hicieran el sueco Bjorn Borg, entre los hombres o la estadounidense Chris Evert, entre las mujeres. Además y por si fuera poco, Nadal continua estirando la diferencia en el historial de enfrentamientos contra el número uno, al ganar seis de los siete encuentros que disputaron. En su primer final en París el suizo no pudo pasar a la historia como uno de los pocos jugadores en la historia en conseguir los cuatro títulos de Grand Slam. Esta es la primera final de Grand Slam que Federer pierde en su carrera en ocho definiciones. Federer se quedó en las puertas de otro record, el de victorias seguidas en Grand Slam, al quedarse (con 27 seguidas desde Wimbledon 2005) a dos de las 29 de Rod Laver. Con espectadores de lujo en el palco oficial del court Philippe Chatrier, como los actores Jennifer Anniston, Vince Vaughn y Leonardo Di Caprio, el realizador Pedro Almodóvar, la Infanta Cristina y el basquetbolista Pau Gasol, Nadal y Federer deleitaron con su talento a las 15.000 personas presentes. En la sofocante y calurosa tarde de París (34 grados), Federer arrancó con todo, desplegando su talento y variantes ante un desconcertado Nadal para quedarse con el primer set en tan sólo 32 minutos por un inapelable e inesperado 6-1. Pese a que el comienzo arrollador del suizo hacía presagiar una rápida definición, Nadal apareció en el partido para cambiarle el ritmo al encuentro y dominar a su antojo a un desconocido Federer, que cometió errores impensables en un jugador de su nivel. El español se quedó con el segundo set por 6-1 para emparejar el partido, dejando una imagen contundente y dominando a su antojo al mejor del mundo. En el tercer set se vieron los mejores momentos de tenis de la tarde con los dos jugadores buscando desequilibrar con una amplia gama de variantes, pero el suizo no tuvo la misma fineza y precisión que el español y lo terminó pagando caro al caer por un ajustado 6-4. Con un sólido juego de fondo y sin altibajos, en el cuarto parcial Nadal quebró de entrada y mantuvo la ventaja hasta estar 5-4 arriba. En ese momento sacó para el partido, pero el suizo haciendo alarde de su sangre fría y su capacidad mental pudo quebrar para igualar en 5. Luego cada jugador mantuvo su servicio, lo que obligó a definir el set en tie-break, parcial en el que Nadal se benefició con la llamativa falta de eficacia de Federer para quedarse con la victoria. Recostado en el polvo de ladrillo, Nadal celebró su segunda victoria seguida en París (va invicto en Roland Garros en 14 partidos) mientras el público le dedicó una estruendosa ovación. Al recibir la Copa de los Mosqueteros de parte del sueco Stefan Edberg, Nadal admitió emocionado su orgullo por "ganar una final a uno de los mejores jugadores de la historia y a quien admiro de siempre". Elogio que el suizo retribuyó, pero anticipando que el año próximo regresará a París para ganar el único título de Grand Slam que se le resiste. París vivió su fiesta con el esperado choque entre los dos mejores del mundo a cancha colmada y con un ambiente espectacular, donde Nadal dejó en claro que pretende discutirle el reinado al exquisito Roger Federer, uno de los mejores jugadores de la historia. Télam




