Juan Carlos Haberkon (Enviado Especial a Rafaela) Atlético y Talleres empataron anoche 1 a 1, en uno de los adelantos de la undécima fecha del torneo Apertura. El equipo de Ghiso se puso en ventaja a través de un penal ejecutado por Ezequiel Lázaro, en tanto que Talleres, con un hombre menos en gran parte del partido, logró la igualdad por intermedio de Bongioanni. Cuando los recaudos defensivos monopolizan el juego, y cuando escasean las ideas para franquear la solidez del esquema rival, la ausencia de goles se perfila como un final anunciado, en la crónica de un partido de fútbol apenas discreto. Este viejo supuesto describe a las claras lo ocurrido ayer en el encuentro de candidatos que disputaron Atlético de Rafaela y Talleres en el estadio Monumental que ofreció un buen marco de público. Es que el primer tiempo fue todo del equipo de Ghiso que se mostró protagonista y por eso motivo aparecieron varias jugadas de peligro sobre el arco de Pozo. Después llegó lo mejor: jugada por derecha de Del Campo y corrida con un perfecto enganche de Toranzo para que Baroni cometa la falta dentro del área de Pozo y Ruiz marcara penal para Atlético. Ezequiel Lázaro le dio con fuerza a la izquierda del arquero cordobés que se había jugado a la derecha. Gol y festejo para un equipo que lo merecía largamente. Enseguida, Baroni cometió otra falta y por doble amarilla debió dejar la cancha, todo favorecía a los rafaelinos que estaban arriba en el marcador y sumaban un jugador más en el terreno de juego. De ahí hasta el final del primer tiempo fue todo de Rafaela hasta que Toranzo, el mejor del local, debió dejar la cancha por una lesión muscular. La victoria era tan justa como legítima y Talleres, en silencio, se fue masticando bronca y sus hinchas (unos trescientos) se hicieron sentir. En el complemento lo pudo haber ganado Atlético, cuando Lázaro no pudo con Pozo y Bieler desperdició dos jugadas claras que acariciaron el palo derecho del buen arquero de Talleres. Del Campo subía por derecha y ganaba con Ríos y lo mismo hacía Lázaro cuando se enfrentaba a Trullet. Rafaela iba con acierto pero fallaba en los metros finales. Y también lo tuvo Talleres, aunque con un hombre menos marró dos acciones en la puerta del área chica del arco que defendía Barovero. Hasta que llegó el fatídico remate de Bongioanni desde 30 metros para meter la pelota en el ángulo derecho de Barovero que solo observó el ingreso. Fue un gol de otro partido pero fue el tanto que le daba el empate al equipo visitante. Se sucedieron los cambios y el resto del partido fue friccionado, cauteloso y una constante lucha de los dos equipos por no ceder el dominio del balón en el medio campo. Más allá de esas escasas oportunidades de gol, por lo acontecido en el campo de juego, el empate en uno estuvo bien. Y fue un justo corolario para la carencia de ambición que mostraron Atlético de Rafaela y Talleres de Córdoba en un partido de candidatos. Repartieron puntos. Y nada más.




