Los efectos que la bebida ingerida produce en cada uno dependerá de la metabolización, ya que no tendrá el mismo resultado en una persona que habitualmente ingiere alcohol que el que producirá en un conductor que rara vez toma una copa. De la misma manera, no resulta lo mismo tomar un vaso de vino que uno de whisky, ya que mucho de los efectos producidos tienen una directa relación con la graduación alcohólica.
En promedio, el límite permitido se aproxima a los dos vasos de cerveza de 300 ml. El champagne tiene una graduación alcohólica que se aproxima al doble del que tiene la cerveza. Una copa de champán tiene, aproximadamente, 100 ml, por lo tanto, se podría decir que una ingesta de dos copas, no tendría que tener mayor incidencia en los niveles de alcohol en sangre.
Si se trata de vino, lo máximo permitido se aproximará a un vaso mediano. Si alguien se aventura a beber más de eso, probablemente el alcoholímetro arroje resultados positivos.




