Por José Luis Pagés
Jefe y subjefe de la URI, comisarios Juan Hek y Agustín Iedro, estuvieron hoy en Recreo Sur para recorrer sus calles y escuchar, una vez más, a vecinos que, en su gran mayoría, creen imposible que el niño Lisandro Zuliani se ahogara accidentalmente.
En tanto, el número de hombres detenidos e incomunicados que fueron puestos a disposición del juez Julio César Costa aumentó a cuatro. Las capturas que tuvieron por escenario el barrio Parque, no lejos de la casa materna del niño desaparecido, no se dieron en simultáneo sino a medida que progresaba la investigación.
Primero la policía llegó hasta un individuo que reúne las características propias del sospechoso ideal, luego, los dichos de éste habrían conducido a otros individuos de su misma calaña, todos ellos probados en graves delitos contra la propiedad y las personas.
Esos hombres iban a ser llevados ante el magistrado esta mañana, pero la audiencia fue postergada y los cuatro serán llevados para declarar en Tribunales esta misma tarde.
En tanto, los padres del infortunado niño cuyo cuerpo apareció el viernes flotando en aguas del río Salado luego de tres días de intensa búsqueda, esperan que se haga justicia, si es que detrás de la trágica desaparición existe un culpable.
Los vecinos que no alientan otra expectativa saben que el cuerpo sin vida del infortunado Lisandro nunca pudo llegar al sitio donde fue encontrado sin que mediara la acción de terceros.
La gente del lugar sabe a la perfección que para ``mojarrear'' los chicos como Lisandro no van al Salado, primero porque jamás podrían acercarse a la orilla y segundo, porque si ``pescan'' lo hacen en los zanjones del poblado.
Los más viejos entre los habitantes de Recreo Sur se refieren a las recientes obras de defensa y señalan el agua del reservorio como a un obstáculo insalvable para un niño de seis años, sólo porque es una suerte de lago de tres metros de profundidad y treinta de ancho que corre paralelo al terraplén en todo su largo.
Luego el propio terraplén es otro escollo y por si esto fuera poco, aseguran que si Lisandro hubiera logrado salvar esa distancia, todavía debería haber andado esa tarde de martes entre cuatro y seis kilómetros más por los caminitos del bañado.
También los más viejos vecinos coinciden al señalar que, si a pesar de lo dicho, Lisandro hubiera logrado vencer todos esos obstáculos imposibles para finalmente ser arrastrado por la corriente del río, nunca su cuerpo habría de ir más allá de lo que ellos desde siempre conocen como ``el remanso del ahogado''.
``Para que el cuerpo del chico fuera encontrado allá abajo, pasando el puente de la autopista _Santa Fe-Rosario_, el chico tendría que haber caído al agua a la altura del barrio San Agustín, del puente ferroviario o en la ``quinta de los jesuitas'', dijo uno de nuestros entrevistados.
Lo cierto es, que para que Lisandro cayera a la corriente del río en ese punto de nuestra ciudad, debió salir de la ciudad de Recreo Sur a bordo de algún vehículo que, por supuesto, no habría conducido él.
``A mi hijo lo llevaron'', fue una expresión de la madre de Lisandro, Roxana Miranda. sin duda tenía razón. Si por acción de un depravado, si por haber quedado equivocadamente atrapado en medio de enfrentamiento entre narcos o porque fue víctima accidental de algún irresponsable, lo único cierto es que Lisandro apareció muerto en un sitio imposible.
La ausencia de lesiones en el cuerpo de la víctima no alcanza para explicar la misteriosa desaparición del pequeño Lisandro, de tal modo que, hasta el momento, nadie puede entender que el chico se ahogara pescando mojarritas.







