Saddam llegó al cadalso sereno, sujetando un Corán con sus manos atadas, y se negó a que le pusieran una capucha. Horas después, una cadena de televisión privada iraquí difundió imágenes de su cadáver, envuelto en una mortaja blanca. 'Subió con calma al patíbulo, resuelto y valiente', relató el consejero de Seguridad Nacional, Muafaq al Rubai, testigo de la ejecución, que tuvo lugar entre las 05H30 y las 06H00 locales (02H30 y 03H00 GMT). No dio 'ninguna señal de arrepentimiento. Alababa a los muyahidín, alababa a los yihadistas (...) Insultaba a los persas e insultaba también a Occidente', contó Rubai a la televisión nacional Iraquí. 'Saddam dijo: 'Espero que permanezcáis unidos y os advierto: no confiéis en la coalición iraní, esa gente es peligrosa'', relató otro de los testigos, el juez Munir Haddad. 'No trató de resistir y no pidió nada. Tenía en sus manos un ejemplar del Corán, que deseó enviar a una persona. Alguien tomó el nombre del destinatario del Corán y prometió cumplir el pedido', abundó al Rubai. 'Añadió que no tenía miedo de nadie', dijo Haddad, juez de la Corte de Apelación del Alto Tribunal Penal iraquí, la instancia que el martes ratificó la sentencia a muerte del ex dictador tras un juicio cuya independencia ha sido severamente cuestionada. La televisión iraquí, al igual que las cadenas internacionales, difundieron asimismo una secuencia de unos 20 segundos filmada durante los últimos minutos de vida de Saddam. Vestido con un traje oscuro y una camisa blanca, el ex presidente es conducido al cadalso por dos hombres enmascarados que le colocan un pañuelo negro en el cuello, y luego una soga. Las imágenes se detienen en esta última secuencia y no muestran el ahorcamiento. La ejecución tuvo lugar en uno de los centros de tortura utilizados por el gobierno de Saddam Hussein en Kadhamiya, al norte de Bagdad, que actualmente funciona como cuartel de los servicios de inteligencia iraquíes.




