Otra de las principales tareas que realiza el dispensario está relacionada con la salud de los pequeños. En general, los chicos son llevados para controles de rutina, sobre todo en lo que se refiere al aspecto nutricional y a su crecimiento. Las patologías y urgencias son derivadas al Hospital de Niños y al Iturraspe.
“El gran problema que tenemos en el barrio es la parasitosis, porque en esta zona hay mucha basura, los vecinos no tienen agua corriente confiable y las condiciones de higiene son tremendas. Esta combinación conlleva a problemas de parásitos en la mayoría de los chicos”, explica la pediatra Claudia Irusta.
Desde el centro se hace un balance positivo en cuanto a los pocos casos de desnutrición infantil que se atienden y sobre todo a la disciplina de los padres en la observancia del plan de vacunación. Acerca de esto último, el inconveniente tiene que ver con los constantes cortes de luz en el barrio, que provoca alteraciones en la cadena de frío necesaria para el mantenimiento de las vacunas, con los riesgos que ello implica.
Lamentablemente, también suelen atender a niños maltratados. En estas situaciones, se habla con los padres y se derivan los casos graves al Cullen.
Otra necesidad urgente es la de médicos ginecólogos, ya que hay una gran demanda de pacientes embarazadas.






