La desconcentración de los hinchas de Colón este martes, tras el partido ante Central, fue tranquila, sálvo porque junto con los fanáticos transitaban también pandillas de chicos que apuntaban una víctima e iniciaban un saqueo que duraba unos pocos segundos.
Esto sucedía, por ejemplo, a una cuadra y media del ingreso al club por calle J. J. Paso y se repetía además en Bv. Zavalla hacia el norte. Las últimas fechas del torneo anterior y las primeras del Apertura 2007 se vieron marcadas por esta repetida conducta. Billeteras, celulares y ropa son los "botines" buscados por los pequeños delincuentes.
Son varios grupos de menores, que se reparten por disntintas zonas y caminan confundidos junto a los hinchas. En un instante divisan a alguno, en general adolescente, que transita solo. Lo rodean, le sacan todo lo que pueden y siguen caminando como si nada. Claro, quien sale corriendo luego es la víctima porque los pequeños rateros siguen su raid en búsqueda de una nueva presa.
El botín
Otro hincha fue testigo este martes del comportamiento de estos chicos luego del robo. Corren en grupo mientras se guardan donde pueden los objetos que acaban de sustraer a los desprevenidos hinchas.
Esto lo hacen por Bv. Zavalla, ante la sorpresa e inacción de los mismos hinchas que miran con sensación de impotencia, ya que es evidente que los pequeños han tomado ese espacio como propio y actúan con total impunidad.
Es sospechosa además la presencia de un adulto que en general se mueve cerca de ellos. La relación de esta persona con la pandilla se desprende de que de a ratos los niños miran a esta persona, como "pidiendo permiso", y luego comienzan con su delictiva conducta.
Lo que además sorprende es que cualquier persona note a simple vista de quiénes se trata y la policía no tome cartas en el asunto. Muchos de los involuntarios testigos de estos hechos se muestran sorprendidos al ver que este problema no tenga solución con el paso del tiempo.





