La Cumbre del Grupo Río arrancó con un fuerte cruce entre los presidentes de Ecuador y Colombia tras el bombardeo en territorio ecuatoriano y los movimientos de tropas en la frontera entre ambos países. "Todo lo que dijo Uribe y su gobierno es una gran mentira", dijo el presidente de Ecuador al referirse a la comunicación que mantuvieron ambos luego del ataque. El colombiano, aunque volvió a pedir perdón por la incursión, le retrucó que Correa nunca colaboró "en la lucha contra el terrorismo" de las FARC.
En su discurso, Correa acusó a su par colombiano de montar "una farsa". "Cuando nuestros soldados llegaron al lugar encontraron una verdadera masacre, todo lo que había dicho Uribe y el gobierno colombiano era una gran mentira. Está claro que se había violado la soberanía ecuatoriana", lanzó el presidente ecuatoriano.
Cerca de doce liberaciones
Correa denunció que el gobierno de Colombia "sabía que se estaba a las puertas de la liberación de doce rehenes" cuando decidió el operativo militar del sábado último, que originó el conflicto bilateral, y reclamó que una fuerza multinacional "controle la frontera que (Alvaro) Uribe no puede controlar".
Para el mandatario ecuatoriano "el primer país que debe colaborar en la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y el paramilitarismo debe ser Colombia".
Visiblemente molesto, Correa le advirtió a Uribe que "su insolencia le está haciendo más daño al pueblo ecuatoriano que sus bombas".
Además, Correa subrayó que "el primero que debe actuar para la estabilidad de la región es Colombia", al rechazar "la falacia" de su par colombiano, Alvaro Uribe, sobre la presunta colaboración de Quito con las FARC.
"Mis manos están limpias y sin sangre. Nadie discute el sufrimiento del pueblo colombiano, pero no podemos ser víctimas de un conflicto que no es nuestro, y menos cuando el propio gobierno colombiano no quiere resolverlo", afirmó Correa al replicar a Uribe en la cumbre del Grupo de Río, que delibera en Santo Domingo.
La palabra de Uribe
Por su parte, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, reconoció que no avisó a tiempo a su homólogo ecuatoriano, Rafael Correa, sobre el operativo militar contra las FARC en territorio de Ecuador y que si lo hubiera hecho, "habría fracasado".
Uribe, en su intervención en la cumbre del Grupo de Río que se celebra en Santo Domingo, añadió que el citado operativo era "contra uno de los más tenebrosos terroristas de la historia de la humanidad", en alusión al "número dos" de las FARC, "Raúl Reyes", quien fue abatido en la incursión.
El mandatario reiteró que el bombardeo se hizo en territorio ecuatoriano, "pero desde el espacio aéreo colombiano", y negó que los sistemas de detección aérea ecuatoriana no pudieran localizar las aeronaves.
Explicó que estos bombardeos deben hacerse a una altura desde la que los radares pueden captar los aparatos y aseguró que Ecuador posee unos "muy buenos", por lo que consideró "importante" que la comisión de la Organización de Estados Americanos que tratará este asunto "mire los radares".
El bombardeo no se produjo sobre un lugar habitado por población civil, sino sobre un campamento terrorista de las Fueras Armadas Revolucionarias de Colombia, "cuyos miembros no estaban preparándose par la Semana Santa", apuntó.
Uribe pidió perdón por esta acción militar y reconoció que hubo una violación de la soberanía territorial de Ecuador.
Sin embargo, destacó que también se registró una violación de la soberanía "cuando desde el otro país reiteradamente un grupo terrorista dispara contra los ciudadanos del país vecino" y recordó que las FARC han realizado 40 ataques desde Ecuador contra Colombia desde 2004.
El gobernante destacó la "cantidad de fusiles" que fueron encontrados en el campamento de las FARC y calificó a "Reyes", alias de Luis Édgar Devia y portavoz internacional de las FARC, de "cobarde, asesino y obstructor de la paz".
A raíz de la incursión militar colombiana del sábado pasado en suelo ecuatoriano, Ecuador rompió relaciones con Bogotá, una medida que ayer imitó Nicaragua.
En tanto, Venezuela cerró su embajada en Bogotá, expulsó al cuerpo diplomático colombiano de Caracas y militarizó la frontera con su país vecino, para evitar una eventual operación como la ocurrida en Ecuador.







