Las urgencias políticas del presente llevaron a Néstor Kirchner a asumir como propia una elección provincial que ofrecía enormes posibilidades de verlo salir escaldado.
Las primeras urnas abiertas demostraban anoche que la hegemonía del Frente Cívico y Social en Catamarca todavía tiene vitalidad para extenderse en el tiempo y, rápidamente, la dirigencia nacional de la UCR se aprestó a viajar a la provincia para sumarse a la foto del triunfo.
Sin embargo, el gobernador Eduardo Brizuela del Moral se preocupó por enfatizar a lo largo de la campaña su “amistad” con el vicepresidente Julio Cobos, como una forma de jugar una carta que en el humor social del 2009 suma puntos frente a un kirchnerismo desgastado.
Efectivamente, en el escenario nacional fue el vicepresidente quien, sin excesivo esfuerzo, logró identificarse con una victoria electoral.
Para Kirchner, el camino seguro hubiera sido actuar con disimulo frente a una votación que se presagiaba espinosa.
Pero la realidad política del justicialismo le impide al jefe del PJ desinteresarse de las pujas electorales, aunque sea una compulsa para definir legisladores provinciales y concejales de un distrito que representa poco más del 0,7 por ciento del padrón.
Por el contrario, la aceleración del agotamiento político que atravesó el oficialismo desde la crisis del campo hasta el presente obliga a Kirchner a mostrarse activo y al frente de la campaña, como así también de subrayar con fuerza el vínculo entre pertenencia partidaria y favores gubernamentales para evitar que el goteo del PJ hacia la oposición se vuelva sangría.
Pero las noticias de Catamarca, específicas y particulares, tampoco deberían engañar a Cobos y hacerle creer que se trata de una partida terminada.
El vicepresidente todavía tiene un largo camino hasta convertir su imagen positiva en la verdadera proa de una fuerza política con alcance nacional y capacidad de gobierno: un camino arduo y lamentablemente poco transitado en la Argentina.
Fuente: DyN




